La decisión de postergar la maternidad, procrear menos hijos o descartar, del todo, una descendencia, tiene una consecuencia directa: el envejecimiento de la población.
“Las mujeres tienen cada vez menos hijos, pero la mortalidad se mantiene estable. Las personas viven más años porque la esperanza de vida es mayor. Esto significa más adultos mayores con necesidades específicas que tenemos que atender como país”, explicó Karla Jinesta, del Departamento de Estadísticas Demográficas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Jinesta afirmó que el proceso se da lentamente, pero llegará el momento en que los adultos mayores serán más en comparación con los jóvenes, lo cual genera que las necesidades del país cambien y se dirijan hacia los problemas de las personas mayores.
Para Jorge Barquero, investigador del Centro Centroamericano de Población (CCP), la fecundidad es el principal componente de la edad de la población.
“Es como decir: ‘entran menos personas a la población, pero se mantienen por más tiempo’. Cada vez habrá menos jóvenes y más viejos, algo que se ve en varios países, especialmente de Europa”, manifestó Barquero.