Mercado Oriental de Mnagua, el mas grande, concurrido, desordenado e importante de Nicaragua. Con aproximadamente 150 cuadras a la redonda este mercado parece interminable. (24-08-2013). Fotografia Marcela Bertozzi (Marcela_Bertozzi)
Managua. Huele a sangre. El olor recorre los pasadizos de barro, a través de las 150 cuadras que el Mercado Oriental se tragó en esta ciudad.
Los pasillos entre tramos son sumamente estrechos. Centenares de carretones se abren paso a la fuerza entre la multitud. “Jale señora, ahí voy recto”, dice un hombre que empuja una carreta y obliga a la mujer a moverse.
El olor a sangre se mezcla con el hedor que suele emanar el agua estancada y con los aromas de especias, frutas y verduras.
La carne cuelga o reposa sobre bandejas de madera, bajo el sol y merodeada por moscas. A 42 córdobas el kilo de hígado (¢840) y a 72 el de corazón (¢1.400). El riñón cuesta menos, se puede conseguir en 36 córdobas (¢720), mientras que el bazo cuesta hasta 30 córdobas (¢600).
Las pezuñas de cerdo también abundan. “Tómele fotos al queso, está podrido”, dice una anciana de cabello blanco, con disimulo.
A cinco “pesos” la bolsita de vinagre (¢100) y a “peso” el plátano (¢20). “¡Campo ahí, cuidado con los tomates!”, dice otro carretonero.
En el Mercado Oriental se consigue de todo: pitahayas, chicha, pasta de dientes. “¡Se le va a quebrar la cámara!”, dice uno. “¿Cómo que se le va a quebrar? ¿Con semejante bellura (sic)?”, dice la aludida.
Aquí se come o se viste con ¢1.000. Un hombre vierte pacas de ropa sobre un enorme cajón y las revuelca con una vara. La gente se acerca y rebusca. “A diez la pieza (¢200), a veinte el blue jeans (¢400)”.
Otra mujer pasa con una carreta con ropa pero “nueva”. Lleva una niña entre las prendas. A 50 córdobas la pieza (¢1.000). Se acerca una madre con una hija que encuentra un vestido azul brillante de vuelos y le dice a la mamá que ese es el que quiere. La madre duda.
En otro tramo, rodeada de elotes, está Yaoka González, de 22 años. ¿Hace cuánto trabaja aquí? “Desde los ocho años mis papás me trajeron”, responde, de lunes a domingo de 3 a. m. a 6 p. m.