Descendiente de una familia de calderonistas a muerte, de los llamados de hueso colorado, este ingeniero industrial convertido en panadero desde hace 12 años, se divorció de la política hace rato y no ve posible una reconciliación.
“Creo que José Figueres Ferrer abolió el ejército porque pensó: si estos ‘pendejos’ no aprenden a defenderse aquí hacemos lo que nos da la gana y eso es lo que hacen hoy los políticos (...) Solo llegan a servirse y no ha servir”, comenta Mario Coto frente al mostrador de su panadería, Panificadora Nacho, en Oreamuno de Cartago.
Su primer y único voto, en sus 51 años de vida y siete elecciones en las que ha participado, fue para Miguel Angel Rodríguez, en febrero de 1998.
Aquel domingo fue a las urnas porque unos compañeros de trabajo lo convencieron.
“Después me di cuenta que había metido no solo las ‘patotas’ si no todo y cabeza”, se reprocha.
El destape de los hechos de corrupción con los cuales se vinculó al exmandatario le generó una decepción que aún sigue presente.
Hoy Coto cree que todos los políticos son harina del mismo saco y no ve una opción entre los 12 aspirantes a la Presidencia.
“Si existiera la obligación de ir a votar no se qué haría (...) Tenía una pequeña esperanza con el señor Rodolfo Hernández (excandidato del PUSC), pero es una persona demasiado honesta para meterse en ese gremio. Por eso pasó lo que pasó”, dice este panadero, quien trabaja de lunes a lunes.
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