Los Chiles. “No quiero morir sin antes tener en mis manos la escritura que haga constar que soy el único dueño de las tierras que he trabajo toda mi vida”.
Gregorio García Hurtado habla con voz firme cuando se refiere a su aspiración de que el Estado le dé el título de propiedad de las tierras donde nació hace 90 años, donde creció y ha envejecido.
Goyito, como lo llaman sus allegados, es quizá el habitante más antiguo de la milla fronteriza con Nicaragua.
Según dice, ahí quiere que lo sepulten el día que Dios le diga: “hasta aquí”.
Su finca de 10 manzanas está situada en la comunidad de Tablillas, a un escaso kilómetro de la línea divisoria. Ahí nacieron sus 8 hijos y sus nietos, y ahí vivió las penurias por la guerra de los años 80 entre sandinistas y contras, en la vecina Nicaragua.
Gregorio García reconoce que no sabe mucho de la ley que creó la llamada franja inalienable, pero sí está convencido de que él tiene derechos sobre la tierra que siembra.
“Cuando pasaron esa ley, ya yo tenía casi 30 años de cultivar esos terrenitos que me los heredó mi padre. Por eso me parece injusto que los que toman decisiones se nieguen a declararme legítimo dueño de lo que tanto me ha costado”, expresó el anciano.
Él está esperanzado en que los diputados y el Poder Ejecutivo le hagan justicia a los pobladores de la milla,
”Yo no aspiro a vivir muchos años más, pero sí quiero, antes de partir de este mundo, tener en las manos esa derecho. Cuando lo tenga podré morir en paz”, concluyó García.