Un reglamento nuevo para no abusar. Un llamado a la conciencia de sus colegas en el plenario. Un intento de regular una costumbre que se hizo norma en el Congreso. El presidente legislativo afirma que tiene el apoyo de siete de los ocho jefes de fracción a fin de regular los permisos para ausencias pagadas que emite la presidencia legislativa por solicitud de los diputados.
Con una factura de ¢12 millones en permisos para ausentarse con paga de parte de los diputados en los últimos tres meses, el presidente de la Asamblea Legislativa, Víctor Emilio Granados, acepta que hay congresistas que se exceden en la solicitud de las licencias que él debe firmar.
El legislador asegura que los cambios vienen y que siete de los ocho jefes de fracción están conscientes de un uso indebido de las autorizaciones, que en el último trimestre sumaron 281.
Además, se mostró crítico sobre el uso que el jefe del Movimiento Libertario, Carlos Góngora, hace de estas licencias pues las pide para todo el mes en forma anticipada. En seguida, un extracto de la entrevista con La Nación .
¿Cómo es que se le da permiso a un jefe de fracción, como Carlos Góngora, todo un mes, y al siguiente también y al siguiente...?
Bueno, nosotros partimos de la responsabilidad individual de cada diputado, sea jefe de fracción o no, respecto del uso del tiempo que haga en horas en el plenario y fuera de la Asamblea. Uno tiene que partir de que son solicitudes legítimas para realizar funciones legítimas, y no tenemos, de momento, la potestad de limitar la posibilidad de otorgar un permiso desde la presidencia.
¿Pero van a revisar este mecanismo de autorizaciones?
Sí señor, a raíz de las publicaciones de La Nación , que están golpeando duro, en reunión de jefes de fracción fue uno de los temas que se planteó, y puedo decir que con la autorización de los jefes de fracción y con la votación de ellos, vamos a buscar parámetros porque se están dando evidentes abusos en el manejo de los permisos, al punto de que hay compañeros que legítimamente necesitan y nunca piden permisos, y hemos tenido que negarlos porque ya los han pedido por adelantado.
Hay una molestia entre algunos diputados que se quejan de que cuando necesitan permisos, no se los dan porque otros los han pedido por adelantado.
Hoy (jueves), el diputado José María Villalta, que nunca ha pedido, solicitó uno y se lo tuvimos que negar. El diputado Gustavo Arias, que vive en Pérez Zeledón y el paso estaba cerrado y necesitaba irse antes, y se lo tuvimos que negar porque ya se agotaron desde hace 15 días, incluso un mes atrás.
Como en el caso de Góngora.
Como en el caso de Góngora. Sí. Y el parámetro que hasta ahora usamos es el de ‘primero en tiempo, primero en derecho’, pero vamos entonces a someter a conocimiento de los jefes de fracción una reglamentación que suponga un tope para todos los diputados.
¿No le parece que 281 permisos en tres meses es bastante?
Es muchísimo, desde luego.
Equivale a más de ¢12 millones, el salario de cuatro diputados que sí asistan al plenario.
Sí. Se está malinterpretando lo que es un permiso: un permiso debe ser la excepción, no la regla. El permiso no puede utilizarse para no sesionar o para tomar vacaciones, es porque uno tiene que atender un asunto fuera de la oficina, pero tiene que ser la excepción. Le vamos a entrar al tema.