La trocha fronteriza 1856 se construyó con dinero que el Conavi originalmente presupuestó para atender caminos de lastre, demarcar vías, construir puentes, mejorar carreteras y recarpetear rutas nacionales.
Así lo revela un documento que la Contraloría General de la República envió a la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea Legislativa, la cual investiga –en el plano político– el caso de esa carretera.
Según ese informe, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) trasladó más de ¢27.000 millones de diferentes partidas a un rubro de su presupuesto llamado “Obras por imprevisibilidad”, del cual se tomaron los recursos para construir el camino fronterizo de 160 kilómetros y para habilitar 440 kilómetros en vías de acceso.
De esos traslados, que se hicieron entre el 2011 y el 2012, se ejecutaron casi ¢19.200 millones en la ruta construida a raíz del conflicto con Nicaragua por la invasión a isla Calero, añade la Contraloría.
Casi el 70% de esos recursos corresponde a partidas del presupuesto del año pasado y el resto al plan de gastos del 2012.
Aparte de ese dinero, el Conavi gastó en la trocha ¢2.500 millones provenientes de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) para un total de ¢21.700 millones.
Lastre y demarcación. ¢6 de cada ¢10 trasladados al rubro del cual se financió la trocha provenían de las partidas creadas para conservar las rutas de lastre del país.
Los restantes ¢4 de cada ¢10 estaban asignados a 26 proyectos, entre los que sobresalen recursos reservados para demarcación vial y para la conservación del puente sobre el río Virilla en la autopista General Cañas.
También se trasladaron recursos presupuestados para mejorar rutas en la península de Nicoya, como Jicaral-Río Lepanto, y para la construcción de puentes menores.
Asimismo, se usaron rubros previstos para la conservación de vías nacionales en diversas regiones del territorio (recarpeteo, bacheo y limpieza) y para proyectos específicos como el puente sobre el río Barranca.
Marta Acosta, contralora general, declaró el 13 de noviembre a la comisión legislativa que esta lista incluía “los proyectos que dejó de hacer o las obras que dejó de hacer el Conavi con los recursos que dedicó al tema de la trocha”.
Consultado por este medio, el exdirector del Conavi Carlos Acosta negó que por construir la trocha se hubiesen dejado de hacer otros proyectos, incluidos casos como el puente de la General Cañas.
Acosta, quien estuvo al frente de la institución durante la construcción de la vía fronteriza, aseveró que había un problema de baja ejecución del presupuesto y que la trocha, más bien, permitió utilizar los fondos no ejecutados.
Ante el Congreso, el exdirectivo del Conavi Mario Quesada también negó que las metas del Consejo de Vialidad se hubiesen dejado de alcanzar por hacer la vía fronteriza. Colaboró la periodista Irene Vizcaíno