Raúl Alejandro Solano Jiménez, es un artista urbano costarricense. Esta es su tercera visita a Cuba, y nunca imaginó que sería testigo de una de las muertes con mayor peso en la historia de América Latina: la de Fidel Castro.
Solano, de 28 años, viajó a La Habana días antes del fallecimiento de Castro y el 25 de noviembre se encontraba de camino a una fiesta con unos amigos, cuando trascendió la noticia del deceso de Castro.
"Mi incredulidad fue tremenda porque era demasiada la casualidad", contó el artista tico.
Al entrar a una pizzería, a Solano y a sus amigos les confirmaron que, realmente, el comandante de la Revolución había muerto esa noche y que su hermano, Raúl Castro, había hecho oficial el anuncio.
El costarricense contó a La Nación, que conforme corría la noticia, comenzaron a cerrar todos los establecimientos comerciales y algunos cubanos prefirieron irse a sus casas.
Durante la noche, mientras hacían fila para comprar comida, alguien hizo un comentario negativo con respecto a la muerte de Castro y en ese momento, un hombre vestido de civil que también hacía fila sacó un radio y comenzó a llamar a la policía pues alegó que estaban haciendo "comentarios anti revolucionarios". Cinco minutos después llegó la policía.
El pueblo parece estar dividido, pues comentó que se ha topado con cubanos que dicen estar tristes por la muerte del comandante y otros que la celebran, pero no hablan al respecto en público por temor a represalias por parte de las autoridades.
"Estuve viendo las noticias y todo el día hablan de los atentados contra Fidel y de su legado", narró.
"Hay mucha gente que está de acuerdo con el socialismo y la política de Fidel y otros que están resentidos por las mentiras y todo lo que han pasado. El pueblo está dividido", agregó.
Este sábado, narró Solano, el ambiente en las calles es tranquilo: hay niños en el parque jugando, gente caminando y las actividades transcurren con normalidad.
Además, contó que las noticias locales han dado a conocer que se establecieron 11 días de duelo nacional y se formalizó la prohibición de venta de bebidas alcohólicas, por respeto a la muerte de Castro. También, muchos negocios cerraron sus puertas.
Solano dijo que también ha visto en la televisión a estudiantes universitarios narrando cuánto extrañarán al ex mandatario y lloran su partida.
Sobre el futuro de Cuba, narró que muchos piensan que todo seguirá igual, pero se habla poco del asunto en La Habana.
"Las reacciones de la gente son muy interesantes de analizar pues hay mucho temor de opinar libremente", comentó el costarricense quien regresará este lunes al país.