Sentado ayer en la sala de su casa en Rohrmoser, el excandidato a la Presidencia Johnny Araya afirmó que el castigo de cuatro años impuesto por el Tribunal de Ética del PLN, se reduce a un juicio político, en el cual pesaron sus diferencias con el exministro de la Presidencia, Rodrigo Arias, y el presidente de la agrupación, Bernal Jiménez.
Araya fue castigado el martes por ese órgano del Partido Liberación Nacional (PLN) por tirar la toalla en la campaña electoral el 5 de marzo, un mes antes de la segunda ronda presidencial.
“Me lo están cobrando. Hay gente en el Partido que ha querido aprovecharse de esta circunstancia para generar una suerte de linchamiento político, de ver cómo se me saca completamente del escenario político, del Partido y ojalá del país”, aseguró.
¿Qué gente?
Puedo decirle que he visto al presidente del Partido, a Bernal Jiménez, y a don Rodrigo Arias en una actitud muy hostil conmigo y me informan de que han estado muy pendientes de lo que resolviera el Tribunal de Ética.
El exalcalde, de 57 años, insiste en que no hay motivos éticos que justifiquen una suspensión como la que se dictó la noche de este martes en su contra.
De quedar en firme, el fallo lo dejaría fuera de cualquier lucha electoral interna en e l PLN, justo en momentos en que evalúa si se alista en la contienda para volver a la Alcaldía de San José o si decide aspirar por tercera vez a la Presidencia de la República.
Araya aseguró que tanto el exministro y hermano del expresidente Óscar Arias, como Jiménez están incómodos con su permanencia y con sus propuestas de renovación de liderazgos.
Consultados por la posición del exalcalde josefino, tanto Arias como Jiménez negaron cualquier injerencia en la decisión del tribunal. Lejos de ello, calificaron de fantasiosa e irrespetuosa su posición, desnudando así el pulso interno del PLN.
Don Johnny, ¿usted habla de un criterio político por encima de un juicio ético?
Ha sido un juicio político, y no sobre un tema ético. Es muy lamentable; no voy a referirme a cuáles, pero en el Partido ha habido casos que merecieron actuar con celeridad y rapidez y no se hizo y prefiero no referirme a ellos.
¿Se refiere a casos como los de Jorge Angulo, Fernando Sánchez, José María Figueres?
Hay una gran diferencia (con esos casos). Yo quedé sorprendido y golpeado por una decisión que se ha tomado para golpear a Johnny Araya, pero, en medio de la adversidad, recibo esta decisión con mucha tristeza, por ver a un PLN enfrascado en una pelea de poder, donde se ha sustituido la pelea de ideas por la zancadilla y el puñal por la espalda.
Cuando usted habla de odios, ¿quién lo odia?
No quisiera entrar a hacer esa calificación, pero sí (le) mencioné dos nombres de personas que han mantenido una posición muy hostil hacia mí, y que no pierden oportunidad de tener conversaciones en donde se trata de afectarme, de marginarme del Partido, y no sé qué tienen que ver o no, pero a mí mucha gente me habla de que don Rodrigo Arias y don Bernal Jiménez han estado muy pendientes de este proceso del tribunal, muy interesados. Hoy veo a don Rodrigo Arias que sale opinando en el periódico La Nación, diciendo que se debe ser respetuoso del fallo del tribunal. ¿Por qué tan interesado don Rodrigo en esto?, me llama la atención.
Defensa. Para el político, el fallo del comité ético de su partido es completamente apelable, tanto en instancias internas de la agrupación como del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) e, incluso, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Una y otra vez reitera que no se le pueden violentar sus derechos políticos, y que cuenta con el respaldo de la asesoría del exmagistrado y hoy diputado verdiblanco Carlos Arguedas y de su hija María Gabriela Araya.
Por momentos, el político duda, y en algunas ocasiones contesta de forma directa y sin miramientos. Se atreve incluso a hacer algunos comentarios sobre advertencias que escuchó semanas antes del fallo, sobre todo luego de revelar su interés por explorar un regreso a la Municipalidad de San José.
“Algunos dirigentes le decían a otros que han estado conversando conmigo que no me metiera (a campaña), que el Tribunal de Ética me iba a suspender. Lo hacían antes de que el tribunal tomara la decisión... ya se manejaba, fallaron por un año, porque dijeron que me iban a suspender por cinco años”.
Al cierre de la entrevista, Araya insiste en dejar claro un punto. Manda un mensaje directo: “No soy un cadáver político. No sé por qué cuando tomé la decisión del 5 de marzo, muchos, tanto dentro del Partido como analistas políticos, dijeron que yo era un cadáver político. No soy ningún cadáver político”, insiste.