Por cada encuentro íntimo que sucede en una habitación de motel, el comerciante tributa solamente ¢230 que financian los programas sociales del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).
Esto porque los moteleros declaran ante esa entidad que la tarifa cobrada a sus clientes por el uso de cada habitación es de ¢770, pese a que el servicio completo varía entre los ¢5.000 y los ¢20.000.
Sobre los ¢770 se aplica el impuesto del 30% para los planes sociales del Instituto.
Hace una década, los números eran diferentes. El costo que los empresarios de moteles y establecimientos afines reportaban ante el IMAS por cada habitación era de ¢4.600, en promedio. Entonces, tributaban ¢1.383.
Alexandra Castillo, jefa del Departamento de Captación de Recursos del IMAS, explicó que la institución procura atacar los mecanismos que emplean los empresarios para evadir impuestos.
Por ahora, la única opción que podría existir es el proyecto de ley 18.718, que discuten los diputados por iniciativa de Annie Saborío, legisladora del Partido Liberación Nacional (PLN).
Castillo criticó el mecanismo empleado por los moteles, hoteles de paso, salas de masaje o night clubs para cobrarle al usuario solamente ¢770 por el cuarto.
“Lo que hacen muchos es poner en la factura, por ejemplo, ¢1.000 por uso de la habitación y ¢19.000 por concepto de restaurante”, explicó Castillo.
El problema es que lo que se paga por consumo de alimentos y bebidas no puede ser gravado con el tributo para planes sociales. Así lo estableció la Ley de Contingencia Fiscal, número 8.343 en diciembre del 2002.
Esa misma ley fue la que estableció el impuesto del 30% sobre los comercios que se dedican a proporcionar un espacio adecuado para tener una reunión íntima.
El gravamen se aplica sobre la tarifa de uso de la habitación y todos los servicios adicionales, excepto restaurante y bar.
En teoría, la tarifa básica del cuarto incluye el uso de muebles, ropa de cama, baño, paños, jabones, electricidad, agua, radio, televisión, parqueo de vehículos, tinas, jacuzzis , baños sauna y similares, para el encuentro íntimo por un espacio de tiempo determinado.
Para Alexandra Castillo, ese es el portillo que los comerciantes de los hoteles sin registro de clientes emplean para no tributar sobre el monto total que facturan.
Impuesto abusivo. Mauricio González, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Moteleros (ANEM, que agrupa hasta 12 moteles) y representante de los hoteles de paso Ruta 32, Mochileros y Huracanes, dijo que el impuesto actual es “abusivo y confiscatorio”.
“La tarifa (por uso de habitación exclusivamente) es discrecional. Eso depende de cada negocio, qué es por uso de habitación y qué por otras cosas. Se cobra un precio equis y cada negocio tiene su estrategia para no tener que cerrar el negocio ante un impuesto tan abusivo”, aseguró el empresario.
González aseguró que en sus locales cobran entre ¢5.000 y ¢20.000, pero evitó revelar cuánto de ese monto es exclusivo por el uso del espacio y sus enseres.
Cobro judicial. Pese a que los conocidos moteles son locales de uso muy frecuente, desde el 2010 se niegan a tributar sobre el total de lo que cobran por usar sus cuartos.
En cambio, algunos han llegado a declarar ingresos mensuales por ¢0, como sucedió entre diciembre de 2005 y marzo de 2009.
Además, los empresarios se han enfocado en intentar demostrar gazapos en las categorías que les asigna el IMAS a sus comercios.
González aseguró que sus locales han perdido varios procesos. Dijo que sus tres hoteles de paso están en procesos de cobro judicial.
Según datos del IMAS, otros locales afectados por el impuesto sí lo declaran como lo establece la ley.
Estos son las pensiones, las salas de masaje, los alojamientos ocasionales y los night clubs . Según los registros de la entidad, hay 88 de estos comercios en el país, sobre todo en el área metropolitana.
Un problema adicional es que los juzgados no le reconocen al IMAS un título ejecutivo. Castillo espera que el proyecto de ley les dé esa herramienta para gravar el negocio de las citas íntimas sobre lo que realmente producen y financiar mejor los planes del IMAS.