Semanas de aparente calma diplomática hay entre Costa Rica y Nicaragua mientras Javier Sancho Bonilla prepara valijas para ocupar finalmente la silla de embajador costarricense en Managua, un cargo vacío desde que empezó el gobierno de Laura Chinchilla.
El representante del país ante la administración de Daniel Ortega entrará a partir de hoy a su oficina en el residencial Las Colinas –en la capital nicaraguense–, sede que ha estado al mando de un “encargado de negocios” durante toda la disputado diplomática por isla Calero.
Atrás quedan más de dos años de una misión diplomática descabezada, debido al conflicto diplomático desatado en octubre del 2010, cuando Costa Rica denunció una invasión nicaraguense en territorio nacional.
La disputa ardió al punto de que la presidenta Laura Chinchilla llamó “enemigo” al gobierno de Ortega, pero ahora, con el tema en los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y ambos países acercándonse a elecciones, las chispas dan espacio al respiro.
Al menos así lo ve el vicecanciller Carlos Roverssi. “Este es un momento de iniciar algún grado de recuperación de la confianza. Por lo menos hay posibilidades”, aseveró el viernes pasado.
Con él coincidió el analista en política exterior Carlos Murillo, quien recordó recientes declaraciones de Ortega sobre la necesidad de diálogo bilateral.
Aunque el pasado 15 de agosto el Gobierno nicaraguense acusó a Costa Rica de querer adueñarse de la idea de construir un canal seco, lo hizo mediante su embajador ante la CIJ, Carlos Arguello, radicado en Holanda.
Palabras conciliadoras dio también la ministra de Educación de Nicaragua, Miriam Raudez, durante el paso de la antorcha de la Independencia en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, el jueves anterior. “Hermanos”, “desarrollo conjunto” y “solidaridad” fueron algunas de las palabras que aparecieron en su discurso.
En ese mismo puesto limítrofe se inauguraron en julio las nuevas instalaciones aduaneras costarricenses, para las cuales hubo coordinación fluida con autoridades locales nicaraguenses, dijo en ese momento el viceministro de Comercio Exterior, Fernando Ocampo.
El Gobierno pretende crear las condiciones óptimas para asumir en enero próximo la presidencia temporal del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), que ahora está en manos de Nicaragua (durante este periodo, la presidenta Chinchilla decidió no participar en las reuniones).
Ahora, con algo más de calidez, llega el nuevo embajador con la tarea urgente de retomar contacto con autoridades del gobierno de Ortega y también con grupos empresariales costarricenses instalados en Nicaragua, así como la colonia tica, explicó Roverssi. Advirtió, eso sí, que en ningún momento se ha dejado de atender a los costarricenses instalados allí.
Con Sancho llegarán también personal adicional a la embajada. Hasta ahora ha trabajado con cuatro funcionarios, pero el plan es colocar en próximos meses un total de siete, añadió el vicecanciller.
Ya están nombrados Johnny Sáurez, anterior miembro del equipo diplomático en Panamá, y Mariana Rosales, actual funcionaria de la Dirección de Cooperación de la Cancillería.
No fue posible entrevistar al embajador para este trabajo.