La Cancillería tuvo que cerrar la que sería la nueva sede del consulado de Costa Rica, en Managua, porque los vecinos se oponen, con piedras, palos, a tenerlo en su barrio, ubicado en el Reparto Praderas de Las Colinas.
De acuerco con una publicación del periódico nicaragüense El Nuevo Diario, los lugareños alegan que les preocupa perder el único acceso al residencial por las largas filas que hacen quienes solicitan documentos en el consulado, y también por los comercios, como sodas y venta de fotocopias, que se colocan cerca a estas oficinas.
“Aquí va a ser un lugar cerrado, sin ventanas y van a meter a 500 personas y la gente que anda vendiendo, que le da servicio a la gente también queda en una mala posición. En realidad aquí nadie gana, ni los pobladores del sector, ni la gente que acude a pedir sus visas, sus trámites, ni la gente que vive de todo el movimiento que eso genera”, aseguró a los periodistas, Rosario Arana, vecina de la zona.
El canciller costarricense, Enrique Castillo, explicó que pretendían trasladar las oficinas a este nuevo lugar para darle un mejor servicio a los nicaragüenses. Sin embargo, desde la semana pasada, cuando hicieron el primer intento por mudarse, los vecinos se opusieron poniendo obstáculos a la entrada de los camiones de mudanza.
El problema, según el canciller, es que tuvieron que entregar el local anterior, sacar los muebles y todo. Ahora no han podido abrir el nuevo local y no lo van a poder hacer mientras los habitantes del barrio se opongan.
"Esto es culpa de las declaraciones de Daniel Ortega que atizan la xenofobia de los nicaragüenses contra los ticos. El consulado en Managua se encuentra cerrado temporalmente mientras los vecinos mantengan esa actitud. Estamos reforzando los consulados en las provincias de Chinandega y Rivas para aquellas personas que necesiten realizar un trámite para obtener su visa", expresó Castillo.