Tras concluir su visita de siete días a Estados Unidos, el presidente Luis Guillermo Solís asegura que encontró un debilitamiento en la política exterior del país como herencia de la administración Chinchilla, la cual se enfocó en atender el conflicto con Nicaragua.
En una entrevista telefónica desde Pensilvania (donde recibió un doctorado honoris causa de la Universidad Duquesne), el mandatario alabó la visión diplomática del expresidente Óscar Arias y expresó las preocupaciones de los inversionistas que debió atender, ante la rebaja en la calificación de riesgo por parte de Moody's.
¿Cuánto incidió la situación financiera del país y la rebaja en la calificación en su agenda?
Fue un tema recurrente porque yo lo traje a cuento; no quise que en ninguno de los eventos quedara la impresión de que estaba tratando de disimular, ocultar o que no quería discutir el tema. Así fue cuando estuve con inversionistas, banqueros o representantes de las calificadoras: Fitch and Ratings, Moody’s, Standard & Poor’s y J.P. Morgan.
”De hecho, lo quise hacer así para demostrar que la posición del Gobierno es proactiva, que tenemos confianza en la economía nacional, en que se puede recuperar y que tenemos un compromiso para reducir el déficit”.
¿Estaban muy preocupados?
Me parece que la preocupación existía, pero también hubo mucha comprensión en cuanto a la capacidad del Gobierno para superar la situación actual en poco tiempo.
¿La rebaja afectó la llegada de alguna empresa?
Los que hablaron conmigo, por lo menos, quedaron interesados después de conversar y más bien me dijeron que les había gustado la franqueza con que había dicho las cosas y que el Gobierno está actuando con seriedad; no sé cuánto se pudo haber enfriado en algunos que pensaban venir.
¿Cuánto afecta la política de atracción de inversiones?
Me parece que hay que tomárselo en serio; no se le puede disminuir importancia. Claro que sí produce preocupación, pero Costa Rica tiene un reconocido prestigio como destino de inversiones y creo que eso ayuda mucho a neutralizar, en buena medida, el golpe que tiene una rebaja como la que nos dio Moody’s. La gente se preocupa, pero no enloquece; no se produce una histeria; los tenedores de bonos no comienzan a sacarlos al mercado.
En cuanto a política exterior, usted dijo que el país perdió el rumbo, ¿se centró solo en Nicaragua?
A mí me pareció que la administración Chinchilla tuvo un muy buen canciller, que ahora será nuestro embajador en Londres (Enrique Castillo) y, si bien es cierto se mantuvieron muchas de las tesis que ahora nosotros defendemos, la voz de Costa Rica se volvió muy débil. Cuando me refería a retomar el camino histórico de la diplomacia costarricense, es porque creo que en el ámbito multilateral Costa Rica tiene que ser una nación proactiva, que no tenga timidez de asumir los compromisos y decir las cosas como tienen que decirse.
¿Cuán grave es la situación?
Encuentro a Costa Rica poco posicionada. Con excepciones de dos o tres temas, en términos generales veo mucha ausencia costarricense en distintas comisiones y grupos de trabajo, donde podríamos tener una participación mucho más distinguida; en grupos que tienen que ver con luchas de la mujer, en los temas indígenas y otros de derechos humanos.
¿Cuál fue el pecado, concentrarse en el lío con Nicaragua?
No sé si fue un pecado; a veces cuando le damos énfasis a algo, eso nos impide ver el bosque. Es posible que en parte tenga que ver con un señalamiento muy particular sobre Nicaragua, que nos restó fuerza y perspectiva en otros ámbitos.
Su discurso en la ONU se basó en la paz y el desarme, temas del expresidente Óscar Arias, a quien mencionó. ¿Cuánto incide la visión de Arias en su política exterior?
Yo siempre he tenido una coincidencia muy grande, gran afinidad con la política exterior de la administración Arias, que he reconocido como muy lúcida y de avanzada. Lo que hice fue retomar temas que él también enfatizó. Hablé de la cultura de paz y eso es costarricense, no arista. Él ha dicho siempre las cosas como hay que decirlas, con mucha fuerza y contundencia.
¿Cuán factible es la reelección de Costa Rica en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU?
El proceso no está terminado, la elección es el 21 de octubre y estamos en un activismo muy fuerte para lograr los votos que nos faltan. Hay cuatro candidatos para solo tres puestos; en estos momentos competimos Costa Rica, El Salvador, Paraguay y Bolivia. Estamos en un trabajo muy intenso con toda América Latina y el Caribe.