Un año y medio después de ser el candidato presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN) con opciones de triunfo, Johnny Araya Monge se juega mañana sábado su última carta de vida activa dentro de la agrupación verdiblanca. Si la pierde, queda expulsado.
La Asamblea Nacional del PLN, el máximo órgano de decisión del partido más tradicional de Costa Rica, se reúne mañana para tomar una decisión definitiva sobre el excandidato presidencial, que mantiene abierta la posibilidad de lanzarse para volver a la alcaldía de San José.
La elección viene grave. Cada asambleísta tendrá que votar de manera pública para mandar a Araya al exilio -en caso de confirmarse una sanción dictada en diciembre- u otorgarle un “indulto” como le llama el sector opuesto, acuerpado por el presidente del partido, José María Figueres.
El punto principal de la agenda de la cita, en el edificio Cooperativo, consiste en votar la moción presentada por un grupo afín a Araya, para que el PLN deje sin efecto la expulsión por cuatro años determinada por el Tribunal de Ética el 9 de diciembre del 2014. El motivo del castigo fue haberse retirado de la segunda ronda de la contienda electoral presidencial que gano el Partido Acción Ciudadana (PAC) con Luis Guillermo Solís, el 6 de abril de ese año.
Araya apeló ante el partido y ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), pero no tuvo frutos. También acudió a la Sala Constitucional con un recurso de amparo y tampoco fructificó. Después una mujer impugnó también ante la sala IV los artículos del Código de Ética que sirvieron para sancionar a Johnny Araya.
Esa impugnación está en estudio y Johnny Araya quiere que se suspenda su expulsión hasta que los magistrados constitucionales la resuelvan. En eso consiste la moción que se votará este sábado y que podría significar el “game over” para el excandidato.
Lo sabe Araya. “Mañana es un día importante para definir si la sanción queda en firme”, dijo esta tarde. Más que importante, es definitivo.
Lo sabe también Figueres: “Es un punto de inflexión importante”. O sea, es un antes y un después, según José María Figueres, que llama a los asambleístas a no pensar en Araya sino en el respeto a la institucionalidad del partido.
“Querer priorizar posiciones personales por encima del partido es una vieja forma de hacer política, de la cual la gente está harta. Sería un error gravísimo”, dijo Figueres al mediodía.
Figueres, que también mantiene vivas las opciones de postularse pero en la contienda presidencial para el 2018, pide se respete la resolución que Johnny Araya achacó en su momento a un sector afín a Rodrigo Arias, hermano del expresidente Óscar Arias.