El proyecto de reforma al Sistema de Banca para el Desarrollo incluye un impuesto del 15% a la llamada “banca maletín”, pero la exime de someterse a los controles de los entes supervisores locales.
Esta es una de las principales preocupaciones de los diputados opuestos a la aprobación de la reforma, ahora en discusión.
Se le llama “banca maletín” a la colocación de dinero en el país procedente de bancos radicados en el extranjero mediante la visita de un ejecutivo.
Los legisladores proponen un gravamen del 15% para esas transacciones pues creen que hacen competencia desleal a los bancos locales, que deben pagar impuestos, salarios y otras obligaciones.
Sin embargo, para los diputados independientes Luis Fishman y Patricia Pérez, la propuesta abre un portillo peligroso: que se acepten dineros de plazas sujetas a la supervisión del lugar donde estén radicados (Bahamas, Singapur, Antillas, etc.), y no de la Superintendencia de Entidades Financieras (Sugef). Tampoco tendrían que registrarse en el Banco Central, como se les exige en la actualidad.
“Ahora se elimina esta parte y se reciben platas que estén supervisadas en su lugar de origen. Aquí solo hay que confiar”, declaró la legisladora.
Otro cuestionamiento al plan es que establece un impuesto menor (5,5%) cuando las transacciones con la “banca maletín” las hace una entidad regulada.
“Al poner la excepción de que ellos (entes financieros) solo pagan el 5,5%, ponen en desventaja a todo el sector empresarial, que obligadamente tendrá que recurrir a ellos para hacer un crédito porque, si lo hace directamente, debe pagar un 15%. Esto solo beneficia al sector bancario que puede tomar el crédito, porque paga un impuesto menor, y luego reinvertir ganándose la intermediación”, criticó Pérez.
Adicionalmente, para Fishman este artículo podría ser declarado inconstitucional por inconexo; es decir, no se relaciona con el propósito del proyecto.