San José (Redacción). Un engranaje construido alrededor del año 1895 levantó esta mañana el piso del Teatro Nacional a fin de preparar el escenario para las actividades del traspaso de poderes.
El viernes, el presidente Óscar Arias ofrecerá allí una cena de gala a los jefes de Estado que asistirán a la toma de posesión de Laura Chinhilla.
Sin embargo, para ello era necesario levantar la luneta para que quede al mismo nivel del escenario.
La herramienta utilizada para ejecutar esa operación es un sistema mecánico de hierro, de fabricación italiana, que fue instalado en el sótano del Teatro a finales del siglo XIX, cuando este fue construido.
Este funciona con el impulso de 12 personas que mueven un eje, cuya rotación activa seis gigantescas tuercas. Estas últimas piezas levantan el piso con la ayuda de enormes vigas de hasta 15 metros de longitud.
Las tuercas están asentadas sobre pilas de ladrillos. De este último material también está construido el pasadizo que lleva al sótano.
En vista de que la luneta está inclinada hacia el escenario, el sistema es tan preciso que levanta el sector oeste 60 centímetros y el este 120 centímetros.
Esta mañana, a las 10:30 a. m., mujeres y hombres del Teatro Nacional tardaron poco más de 23 minutos en alzar el piso al darle 191 vueltas al eje. El récord estaba en cerca de 15 minutos. Antes, se solicitaba la ayuda de policías.
La última vez que este sistema fue activado ocurrió hace 12 años, con el traspaso de poderes de Miguel Ángel Rodríguez. También, le levantó el piso para la visita del expresidente estadounidense Bill Clinton, en 1997.
“Funciona como el primer día”, comentó el arquitecto del Teatro, William Monge.
En la actualidad, el sistema es utilizado excepcionalmente, pues obliga a retirar las centenarias butacas del piso (fabricadas en 1914) y esa maniobra las deteriora.
Hay pocos en el mundo
Monge indicó que, según expertos internacionales que han visitado el escenario, solo seis teatros en todo el mundo tienen este sistema. Lo que usualmente hay en los sótanos son fosas con agua o fosas de orquesta para mejorar la acústica.
El arquitecto relató que, en sus orígenes, el engranaje era muy usado porque el Teatro era escenario de fiestas y eventos sociales. Principalmente, para ello se instaló.
La ciudad tenía unos 20.000 habitantes y un grupo pequeño de personas adineradas era el que podía alquilar el inmueble para sus eventos.
“Es parte de esas injusticias históricas. El Teatro le costó un ojo de la cara a un pueblo humilde, pero solo un grupo reducido lo usaba. Eso se refleja en las verjas que se colocaron en una época que no era insegura”, dijo Monge.
En realidad, el engranaje era un lujo. Hoy, algunos avalúos indican que todo el inmueble podría costar $30 millones.
El sistema mecánico fue construido por un astillero italiano (fabricante de barcos) llamado Larini Nathan & C, Milano-Spezia.
En los archivos históricos del Teatro Nacional, aún no se ha encontrado la factura de compra del engranaje.