El diputado Carlos Hernández, del Frente Amplio, ha utilizado los vehículos de la Asamblea Legislativa para viajar de su oficina en San José, a su casa en Esparza de Puntarenas (a unos 80 km de distancia), y viceversa.
Así lo hace aunque estos carros no son de uso discrecional; es decir, no pueden ser empleados para asuntos personales, sino solo para apoyar las funciones propias de los congresistas.
Entre mayo y octubre de este año, Hernández realizó 32 giras a Puntarenas con estos autos oficiales, todas con un común denominador: se le lleva y se le recoge en su vivienda.
En ocasiones, ha salido de noche de San José hacia Esparza para regresar por la mañana al Congreso. En otras, lo han dejado en su casa y al día siguiente inicia su gira a otros cantones.
El diputado explicó que hace uso intensivo de los carros de trabajo y admite que, en algunos casos, las salidas sí han sido solo para llevarlo a su vivienda, algo que dice no ver mal.
Recalcó que, por lo general, esos viajes le han deparado más de medio centenar de reuniones con sectores sociales porteños, a los que representa desde el pasado 1.° de mayo.
Los trayectos quedan registrados en el sistema de georreferencia satelital (GPS) que tienen esos vehículos, datos a los que tuvo acceso La Nación.
Sin embargo, la Asamblea no aportó los datos sobre gastos por horas extra y viáticos a los choferes, quienes muchas veces se hospedaron en Puntarenas.
Sin restricción. “Yo no soy del PAC (Acción Ciudadana)”, afirmó Hernández, un sindicalista de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), quien asegura que su ritmo de trabajo y sus circunstancias personales lo obligan a moverse en los vehículos oficiales, más que otros legisladores.
Alegó que ha tenido problemas con su carro personal, que se quedó varado días atrás, y que el horario de los buses de Puntarenas no le sirve.
Según Hernández, desde entonces no ha podido arreglar el motor, en tanto que los 500 litros de gasolina que, por mes, le da el Congreso, los gasta al tener que usar los autos de su esposa y de su asesor, cuando no hay carros oficiales disponibles.
El congresista justificó esa necesidad al señalar: “Hubo que pedir la colaboración (del vehículo) por la discusión del Presupuesto, donde uno no sabe a qué hora sale. Tenía el carro malo y el bus sale (a Puntarenas) a las 6:45 p. m. y 9 p. m. Tendría que quedarme en San José y no tengo a nadie conocido; no alquilo, yo viajo”.
En sus viajes, además pasan a dejar a la casa a uno de sus asesores, que vive en Miramar.
Manifestó que otros congresistas no emplean los carros del Congreso por principios éticos, lo que le permite a él hacer un uso más intensivo de ese recurso. Por eso, no es de extrañar que ocupe el primer lugar entre los 10 que más han dispuesto del transporte legislativo.
Para Hernández, esto no es ilegal y está apegado a los derechos que le da la ley y el reglamento.