La contralora general de la República, Marta Acosta, se presentó esta tarde a la Asamblea Legislativa para defender el presupuesto institucional del 2016, por c21.992 millones, ante los diputados y ante la “animadversión” que asegura hay en el Ministerio de Hacienda.
Acosta pidió a los legisladores no recortarle el presupuesto a pesar de que crece un 7,1% en relación con el plan de gastos vigente, en una coyuntura de crisis fiscal. Alegó que el porcentaje obedece a un intento de recuperar una parte de un recorte hecho a mitad de este año.
Por eso la Contraloría General de la República (CGR), dijo Acosta, se negó a complacer la petición del Ministerio de Hacienda de rebajar c824 millones más, con el argumento de “independencia” institucional y de que ya es imposible adelgazar más el gasto. "Ya no sabría de dónde", alegó.
“Yo le dije de entrada que no. El tema de la independencia es de fondo y la Contraloría debe preservarla a toda costa. No es que la Contraloría no quiere que la revisen, es que esta sería una decisión de los diputados”, dijo a la prensa después de 80 minutos de exposición ante ellos.
En la exposición, Acosta lo quiso dejar claro: “Si se debilita el órgano de control auxiliar del Congreso, es una decisión de ustedes”.
La contralora habló con vehemencia y trató de ser enfática en sus respuestas, incluso repitiéndolas hasta tres veces ante las preguntas retetitivas de algunos legisladores de la comisión de Asuntos Hacendarios, encargados de estudiar el plan de gastos estatales del próximo año.
Entre este presupuesto está el de la Contraloría, órgano independiente pero con finanzas supeditadas de lo que definan los diputados. Acosta insistió en la necesidad de mantener una entidad fuerte, pues cada vez tienen más trabajo.
Enfrentó cuestionamientos de diputados que consideran insuficiente el esfuerzo de austeridad de la CGR. Entre ellos, Abelino Esquivel (Renovación Costarricense), que consideró que la Contraloría “ha sido muy light en sus recortes” en comparación con el discurso de gravedad sobre la situación fiscal.
También fue crítico el socialcristiano Jorge Rodríguez, que incluso cuestionó la autonomía de la institución, al señalar que falta quién controle a la Contraloría.
Acosta explicó que el 89% del gasto de la CGR se destina a pagar a una planilla en la cual el 60% recibe anualidades y hay en marcha un proceso de ampliación del salario único. También explicó la necesidad de dar capacitación al personal para actualizarlo en sus tareas de control.
El libertario Otto Guevara cuestionó el rubro de “dedicación exclusiva” durante minutos hasta que Acosta le aclaró que la CGR no lo paga a ninguno de sus funcionarios.
El turno del diputado Ottón Solís sí resultó favorable para Acosta, pues el oficialista no solo no pidió más recortes en el presupuesto de la CGR sino que la felicitó por el trabajo controlador que realiza, a pesar del “asedio” de otras instituciones públicas. “Siga por ese camino”, le dijo el excandidato presidencial a la contralora.
Después ella atendió preguntas de la prensa y no quiso repetir la palabra “asedio”, pero tampoco la contradijo. “Hay una suerte de animadversión que estoy sintiendo del Ministerio de Hacienda”, concluyó.