Unas 590.000 personas que califican como no pobres y que son profesionales liberales o trabajadores independientes eludieron los aportes al régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), en 2016.
La Gerencia Financiera de la Caja Costarricense de Seguro Social determinó que estos trabajadores dejaron de aportar, solo el año pasado, ¢122.000 millones al fondo del IVM, pese a que el 75% de ellos (446.000) recibe ingresos y se encuentra en plena etapa productiva pues tiene menos de 50 años de edad.
Las cuotas que no se pagan constituyen una "evasión" pues se trata de trabajadores que, pese a sus entradas, no cumplen con la obligación de contribuir con la seguridad social, afirmó Gustavo Picado Chacón, gerente financiero de la CCSS. Agregó que estas personas, en su mayoría, tampoco aportan al seguro de salud y se arriesgan a no contar con un ingreso cuando quieran retirarse.
Los datos de la CCSS emergen de un análisis de la Encuesta Continua de Empleo del cuarto trimeste del 2016, del Instituto Nacional de Estadística y Censos, a solicitud de este diario. Los datos se conocen justo cuando la salud financiera del IVM enfrenta un deterioro.
Este información de la Caja indica que, además, hay 85.000 personas en extrema pobreza y 157.000 en pobreza no extrema que tampoco cotizan al IVM. Si lo hicieran, lograrían sumar ¢14.000 millones al año al fondo.
La ausencia de contribuciones de esas 832.000 personas no pobres, pobres y en extrema pobreza alcanzó ¢137.000 millones, solo el año pasado, según la CCSS.
Estas 832.000 personas representan el 35% de los 2,2 millones de trabajadores que componen la población económicamente activa (PEA), es decir, en capacidad de trabajar. De ella se excluyen a jubilados, menores de edad, estudiantes y amas de casa.
Picado admitió que en la PEA que no cotiza hay mucho trabajador independiente de baja capacidad contributiva. Además, indicó que hay un crecimiento de empresas y actividades económicas informales que se resisten a contribuir, principalmente en sectores como la agricultura, la construcción y el comercio.
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Aunque en la década pasada se registró un leve repunte en la cobertura contributiva para el seguro de pensiones, desde el 2010 se experimenta una caída, según el análisis de la CCSS.
En el 2012, la PEA no cotizante al sistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) sumaba 759.000 personas.
El año pasado alcanzó las 832.000; 72.820 adicionales, según datos facilitados por la Gerencia de Pensiones a solicitud de La Nación.
La cobertura contributiva, es decir, el número de quienes pagan sus cotizaciones al sistema de pensiones de la Caja y son parte de la PEA, está entre los principales indicadores de 'salud' del IVM.
Otras variables son el radio de soporte (cantidad de contribuyentes versus pensionados) y el cociente de reserva (reserva al inicio del año versus los gastos de ese año), de los cuales depende la salud financiera del régimen de pensiones más importante del país.
Para el IVM cotizan más de 1,5 millones de trabajadores. Este régimen tiene registrados 83.442 patronos y el Estado.
Además, le paga mensualmente la jubilación a 225.984 beneficiarios: 51.400 pensionadas por invalidez, 115.135 por vejez y 59.449 por muerte.
Un estudio actuarial de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica indicó que para mejorar la situación financiera del régimen es necesario considerar, entre otras medidas, un aumento en la edad de retiro. Uno de los cuatro escenarios, es elevarla de 65 a 70 años. Otro escenario es aumentar la cotización obrero-patronal y del Estado en forma gradual del 9,16 a un 26,4%.
Otra opción es bajar la pensión a un 40% del salario de la persona que se pensiona y que esta se ayude con la pensión obligatoria complementaria. Actualmente, el beneficio para los jubilados es hasta del 60% del salario.
El estudio determinó que las reservas del fondo se agotarían en el 2030 si no se toman medidas. Los ajustes están en manos de la Junta Directiva de la CCSS.
El 25 de enero pasado, cuando presentaron los resultados a la comunidad nacional en el auditorio de la Facultad de Educación de la UCR, estos especialistas --encabezados por Rodrigo Arias López--, advirtieron sobre el impacto que esto tiene en la reserva del IVM y sobre la necesidad de buscar medidas para elevar las cotizaciones.
Durante esa actividad, quedó claro que mucho de lo que se debe hacer para lograr ese incremento no es responsabilidad exclusiva de la Caja, pues hay factores en el mercado laboral nacional que también inciden en el comportamiento de ese seguro.
Es por eso mismo que la Caja está convocando a un diálogo nacional para definir una nueva reforma a su régimen de pensiones.
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Los actuarios de la UCR advirtieron de que el IVM podría entrar en crisis en el 2030 si no se revisaban los ingresos y las inversiones.
"Si no se toman medidas urgentes se estima que los ingresos de aportes e inversiones dejarán de ser suficientes para honrar los gastos en (el periodo) 2022-2028, por lo cual se tendría que utilizar la reserva, la cual se agotaría en (el periodo) 2027-2034", dijeron los actuarios.
Previsiones
Actualmente, la cobertura contributiva para el IVM es de un 65%, una de las más altas en América Latina y el Caribe, según la Gerencia Financiera de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La proyección institucional es elevarla a un 75% de la PEA en el 2066, con incrementos progresivos.
Según Gustavo Picado, la institución ha desarrollado históricamente numerosas iniciativas para extender esa cobertura.
Las consideradas de alto impacto para elevar ese porcentaje en las próximas décadas, dijo Picado, incluyen el diseño de modalidades de aseguramiento flexibles para grupos de difícil cobertura.
Un ejemplo de esas estrategias es la que se iniciará en mayo con las trabajadoras domésticas, mediante la cual se reduce el costo del aseguramiento a la mitad para permitir a los patronos registrar a las empleadas que laboran por horas.
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Otras de las medidas de alto impacto es la simplificación de trámites de afiliación para los trabajadores independientes; el aumento en la rigurosidad en la inspección y fiscalización de los trabajadores independientes liberales y de altos ingresos, y propiciar la cultura contributiva al IVM desde la edad escolar.