Como todos los años, la Iglesia Católica costarricense realizó diversos movimientos en sus parroquias con el fin de mejorar su relación con los feligreses. En esta oportunidad fueron trasladados 14 párrocos, se nombró un número similar de diáconos y 15 vicarios parroquiales.
Según dijo el arzobispo de San José, monseñor Román Arrieta Villalobos, este tipo de variantes obedecen a varios motivos: el tiempo que un sacerdote tenga en un mismo lugar, el deseo de trabajar en determinado campo y, otras veces, la problemática social que exige la presencia de un pastor en especial.
Una de las novedades para este año ha sido la creación de un nuevo centro de animación pastoral para las comunidades de Santa Lucía de Heredia y Lotes Peralta. "Es el primer paso para darle un reto a una comunidad antes de elevarla al rango de parroquia", explicó Arrieta Villalobos.
Asimismo, entre los cambios más relevantes está el traslado del párroco Jorge Roberto Salazar Rodríguez, quien estaba en el Vicariato Apostólico de Izabal, en Guatemala, a la parroquia de Alajuelita.
Además, se nombró al presbítero Hernán Chaves Redondo como responsable del Centro de Animación Pastoral; a Leslie Glenn Gómez Alvarez, como capellán de la Casa Presidencial; a Adrián Gómez Barquero, como asesor arquidiocesano de la Pastoral Juvenil, y a Oscar Antonio Céspedes Solís, como formador del seminario introductorio.
Estos nombramientos, según agregó monseñor Arrieta, se harán efectivos a partir de este mes. Los cambios se estudian desde el pasado 15 de diciembre, y hasta el 29 de diciembre pasado se concretaron.
"Hay que destacar la obediencia con que todos los sacerdotes aceptan sus cambios con el fin de dar un mejor servicio a Dios y a la comunidad. Esto se hace para tratar de aprovechar mejor las vetas que ellos poseen como pastores de la Iglesia", agregó el Arzobispo de San José.