Limón
La ampliación de la carretera que por mucho tiempo han anhelado los limonenses podría convertirse, irónicamente, en la muerte de los negocios para decenas de comerciantes.
Los dueños de locales instalados a la orilla de la vía al Caribe, temen que el nuevo diseño deje sus comercios aislados y, por lo tanto, pierdan la clientela.
Son sodas, talleres mecánicos, supermercados, mueblerías, bancos, ventas de repuestos, autos y hoteles que aprovechan el paso de viajeros para ofrecer sus servicios. La actividad además, es fuente importante de empleo.
Los temores de los propietarios radican en que ninguna autoridad se les ha acercado a informarles sobre cómo quedará la obra, dónde estarán las calles marginales ni dónde se ubicarán los puntos de retorno.
Como explica Ronny Céspedes, administrador del Centro Turístico Pacuare, en Siquirres, están preocupados por la falta de información sobre el proyecto, pues no saben si seguirán contando con acceso directo a la carretera. Este hotel emplea a 48 personas.
“Nosotros, lo único que sabemos es porque una vez se quedaron acá unos chinos de CHEC (empresa a cargo de la construcción) y aprovechamos para consultarles sobre cómo iba a quedar la vía. Nos mostraron unos planos, pero muy preliminares”, narró Céspedes.
El plan del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) es iniciar los trabajos de ensanchamiento este año. Sin embargo, no fue sino hasta el 15 de diciembre cuando se dio la orden de inicio a la compañía china. Además, está pendiente definir temas clave como la reubicación de servicios públicos, la cantidad de expropiaciones necesarias y si los 32 puentes existentes necesitan reconstrucción o solo mejoras.
La firma China Harbour Engineering Company (CHEC) tiene ocho meses para diseñar el camino de 107 kilómetros entre el cruce hacia Río Frío –en Pococí–y la ciudad de Limón. Posteriormente, dispondrá de 34 meses para la fase constructiva.
Ginneth Cyrus, encargada de la sucursal del Banco de Costa Rica en Guácimo, señaló que no han recibido datos sobre la obra, ni han sido invitados a reuniones para conocer los detalles. En este lugar trabajan diez personas.
Carlos Rodríguez, empleado de Muebles Sarchí, negocio localizado en La Unión de Pococí, expresó que lo poco que saben de la ampliación es por rumores.
“Hay gente que anda diciendo que los únicos retornos para esta zona van a estar en Toro Amarillo y en la gasolinera Santa Clara; eso provocaría que a la gente que viene al negocio le quede complicado el acceso. Tampoco sabemos nada sobre las calles marginales”, afirmó Rodríguez.
Sergio Vargas, presidente de la Asociación de Desarrollo Integral de Barbilla, en Matina, declaró que no tienen información y les inquieta saber si habrá pasos peatonales para los estudiantes de la escuela local.
La construcción, cuyo costo se estima en $495 millones, tiene previstos 26,1 kilómetros de calles marginales.
En julio del 2015, un informe de la Dirección de Ingeniería del MOPT indicó que era necesario agregar 50 km más de marginales, pero ese señalamiento fue descartado meses atrás por Carlos Villalta, ministro de Obras Públicas y Transportes.
El titular del MOPT dijo a La Nación, la semana anterior, que harán reuniones con los vecinos de la carretera y con los comerciantes que están instalados a lo largo de esta solamente cuando CHEC concluya los diseños.
De acuerdo con los planes originales, la construcción de la nueva carretera debió empezar el año anterior, pero atrasos en el trámite de permisos de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental complicaron el comienzo.