Es común escuchar al presidente Luis Guillermo Solís o sus ministros hablar sobre el mandato que le dieron 1,3 millones de costarricenses, basados en la cantidad de votos que recibió en la segunda ronda del 6 de abril, incluido el de una sancarleña llamada Rosa Elena Alfaro.
Sin embargo, la gente que lo apoyó puede retirarle ese respaldo al Gobierno en cualquier momento, si no es que lo ha hecho ya y, quizás, se lo ha vuelto a ofrecer de nuevo. O no.
Al menos así se comportó buena parte del electorado en la campaña política, según una medición publicada por el Programa del Estado de la Nación, cuyos resultados pueden ser aplicables para el comportamiento político fuera del periodo electoral.
Rosa Elena Alfaro, recepcionista en el Hospital de San Carlos, no fue parte del seguimiento de 150 ciudadanos hecho por el Estado de la Nación con la empresa Unimer, pero su comportamiento coincide con las conclusiones de la medición.
Su ánimo electoral fue cambiando tanto como su preferencia por uno u otro candidato, sin demasiadas consideraciones ideológicas. “Yo quería votar por el doctor (Rodolfo Hernández, del PUSC), pero se retiró. Opté, entonces, por Ottón Solís, porque era de lo mejorcito que había”, recordó en referencia a Luis Guillermo Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Eso no significa que lo apoye fielmente. Le está dando tiempo porque cree que aún es temprano para arreglar problemas añejos. ¿Cuánto tiempo? No lo tiene claro, pero se mantiene vigilante y no hay una lealtad política que le impida pasarse al lado de los críticos del Gobierno si considerara que se equivoca.
Ya, como se sabe, acabaron los tiempos de familias completas entregadas a un partido político al que defendían a ultranza. Ahora todo es más frágil, más liviano o más sensible, sin que tampoco parezca pesar demasiado la ideología de la agrupación o del candidato.
Hubo casos de personas que apoyaron al PAC en el inicio de la campaña electoral, después se pasaron al Partido Liberación Nacional (PLN) y acabaron votando en febrero (primera ronda) por el candidato del Movimiento Libertario, Otto Guevara, según los resultados del seguimiento hecho por Estado de la Nación.
Otros empezaron en el PUSC y acabaron con el PLN. Otros pasaron de Frente Amplio al Movimiento Libertario. Y otros del PAC al PLN, luego volvieron al PAC y acabaron votando por Otto Guevara. Fidelidad, muy poca.
Los mayores cambios se dieron a mitad de diciembre y en la recta final de la campaña, antes de la elección en primera ronda. El estudio no analizó el comportamiento de los ciudadanos de cara a la segunda ronda, de abril.
Para Steffan Gómez, experto a cargo del capítulo de política en el Estado de la Nación, estos datos muestran que la legitimidad del Gobierno no puede confiarse en un base firme de apoyo.
“Dependerá más del delivery que de una simpatía partidaria”, dijo en alusión al cumplimiento de promesas que vaya logrando Solís.
Este es uno de los cambios en la realidad política del país, vinculado también a la alta polarización de la Asamblea Legislativa, ahora sin bipartidismo, con nueve partidos y sin una bancada mayoritaria clara.
Este escenario rige a pesar de viejas reglas de elección de representantes populares. Por ejemplo: la división territorial dada de finales del siglo XIX.