Aguirre. Para viajar a El Silencio de Quepos, no hay que llevar pasaporte, pero sí es necesario cambiar moneda.
En este pueblo, localizado a unos 30 kilómetros de Quepos por la Costanera sur más otros seis de viaje por un camino de lastre, no son bien recibidos los colones ni tampoco los dólares.
Aquí se compra y se vende con udis, la moneda adoptada desde el 2007 por iniciativa de Coopesilencio, organización en torno a la cual gira la comunidad. Su nombre completo es unidad de intercambio solidario (udis).
“Cuando nos pagaban la quincena, de camino a Quepos perdíamos dinero por andarlo en efectivo; también era fácil que nos robaran. Por eso, la cooperativa implementó los udis”, relató Maribel Barboza, una de las asociadas.
José Espinoza, otro vecino y asociado, explicó que les contaron que el udis fue efectivo en otros países y decidieron implementarlo en este poblado donde residen 172 familias que se dedican a la agricultura, la ganadería y el turismo.
La cooperativa es la que provee los udis y sus empleados indican qué porcentaje de su salario desean recibir en esa moneda para realizar las compras en los comercios locales.
Coopesilencio maneja billetes de 1.000, 2000, 5.000 y 10.000 udis, que según los usuarios, disponen de medidas de seguridad.
Aunque supuestamente tienen el mismo valor que los colones, si un tercero desea comprar 1.000 udis , deberá pagar ¢1.250. Los ¢250 de más se destinan a un centro de rescate animal que también administra la cooperativa.
La Nación consultó al Banco Central de Costa Rica –emisor de nuestra moneda oficial, el colón – sobre el funcionamiento de una moneda distinta en esta zona de Quepos. Sin embargo, no se obtuvo respuesta pese a las reiteradas llamadas hechas en varios días.
Mejores precios. Uno de los mayores incentivos que tienen los habitantes para llevar udis en su billetera son los precios que consiguen en el comisariato, donde venden desde arroz y frijoles hasta materiales de construcción.
Por cada compra que realicen en udis, los vecinos obtienen un 10% de descuento.
“Al principio, no fue fácil adaptarse a la moneda, pero nos dieron la oportunidad de obtener descuentos y cupones para rifas de electrodomésticos como parte del cambio. Eso fue un incentivo para que la gente hiciera sus compras aquí y no tuviera que ir hasta el centro de Quepos.
”Ya nos acostumbramos y, con esto, todos salimos ganando”, expresó Nery Barboza.