El ministro de Seguridad, Mario Zamora, cumplirá tres años al frente del cargo el 1.° de mayo. Llegó luego de la salida de José María Tijerino, con la tarea de cumplir ua de las principales promesas de campaña de la presidenta Laura Chinchilla.
Al cierre de su gestión, tanto los indicadores de homicidios y asaltos en el país, como la percepción ciudadana reflejada en las últimas encuestas de la firma Unimer, publicadas por este diario, reflejan una disminución tanto de percepción de la inseguridad. Zamora conversó con La Nación sobre lo hecho en estos tres años.
De momento los datos en seguridad son el punto alto del gobierno. ¿Cuál cree que fue la clave para llegar aquí?
A los datos de reducción criminal, que se explican por sí mismos, se debe agregar el gran cambio que se ha venido haciendo para maximizar el uso del presupuesto, que desde el punto de vista táctico es imprescindible, para uniformes, botas tácticas, chalecos antibalas (ahora los 14.000 efectivos tienen chalecos), gorras con relieve para que no se pueda simular nuestras indumentaria, el inyectar 660 vehículos y el que están por ingresar 125 vehículos más.
¿Qué se logró?
El adquirir dos helicópteros mediante un convenio con el gobierno de EE. UU. siendo la primera vez que se hace. Además, pasamos de 30 patrulleras a 72. Es de relevancia que se hizo más trabajo con la misma gente. Además, hemos sido la administración que más metros cuadrados ha construido (en comisarías).
¿Qué pasó con la seguridad fronteriza en el norte?
Creamos la policía de fronteras. Además ya tenemos cuatro torres levantadas y hay cuatro más por levantar con apoyo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Las primeras cuatro ya tienen cámaras. El problema detectado es que la gente reclama la propiedad. Logramos que se cedieran los terrenos con el Inder (Instituto de Desarrollo Rural), se hizo el estudio de suelos para la construcción y estamos en proceso de adquisición de casas prefabricadas para la instalación de cuatro delegaciones.
Sin embargo, aún queda el sur, donde la frontera sigue siendo muy porosa.
Allí tenemos cerca de 40 pasos fronterizos, cuyas rutas, en su mayoría se cruzan cerca del kilómetro 35. En tres semanas vamos a reabrir el puesto de vigilancia en el kilómetro 35. Con apoyo del gobierno de EE. UU. se levantó una obra de $2,5 millones en el kilómetro 35 lo que nos va a permitir una base multiagencial, que funcione como la Policía de Control de Drogas en Peñas Blancas, y vamos a incrementar la presencia policial en la línea fronteriza.
¿Cuál fue el principal reto en su gestión?
La tramitología sigue siendo el gran problema de la administración. Por eso apuntamos a la planificación en que actuamos, porque se lucha contra la tramitología engorrosa que impide moverse con eficacia a pesar de tener recursos para hacerlo. La administración del ministerio trabajó de forma silenciosa y logró aprovechar el uso de los recursos.
¿Cuál considera que fue el principal error en la gestión?
El principal error en materia de seguridad que debo indicar es que hay problema de décadas con 680 delegaciones, pues no se había hecho inventario del estado legal de sus terrenos. Solo 200 pertenecen patrimonialmente al ministerio de Seguridad, el resto pertenecen a asociaciones de desarrollo o a particulares, y no podemos hacer inversión en ellos, porque no son propiedad del Ministerio.