“Me levanto a las 5: 30 a. m. para hacerle el desayuno y el almuercito al muchachito para que se lleve; él tiene que estudiar. Luego, cuando él se va, sigo con el desayuno de la bebé.
”Para mí, esto es costumbre. No es una carga terrible porque yo amo a mis nietos y quiero ayudar a mi hija”.
Esta es la rutina de Francis Artavia, de 62 años, vecina de Guadalupe de Cartago, quien abrió las puertas de su casa a su nieto de 18 años y su nieta de 3 años, desde que nacieron.
La historia de Francis no es única. En Costa Rica, uno de cada cinco menores de 6 años vive con sus abuelos.
El quinto informe del Estado de la Educación reveló que del total de 471.465 niños de entre 0 y 6 años registrados en el Censo de Población de 2011, un total de 84.484 (el 17,9%) viven en hogares con jefatura a cargo del abuelo o la abuela.
Isabel Román, coordinadora del informe, manifestó que la mayoría de ellos integran hogares extensos, es decir, aquellos conformados por progenitores, hijos y otros parientes.
“Algunas de las causas de que esos niños vivan con sus abuelos son los beneficios de la vivienda propia con la que cuentan las personas adultas mayores y las dificultades de las familias jóvenes para adquirir casa”, aseveró.
Según Román, esta información resulta importante para que los centros de enseñanza tengan clara la diversidad de hogares de donde provienen los niños que atienden y para que las maestras puedan adecuar las estrategias pedagógicas.
En el caso de Francis Artavia, ella cuida a sus nietos para ayudar a su hija, quien trabaja de 3 p. m. a 10 p. m.
“Hasta hace un año mi hija vivía aquí con nosotros, pero luego se fue; los niños se quedaron aquí conmigo. Ella es una madre excelente, viene a ayudarme con el cuido de los niños todos los días en la mañana. Los fines de semana ella se lleva a la niña a su casa. Mi hija respeta la forma en que yo los crío”, relató Artavia.
Cuido. El informe del Estado de la Educación no explica cuántos de los abuelos que viven con los nietos están involucrados en su cuido. De hecho, en la actualidad eso no se sabe a ciencia cierta.
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) afirma que dejar nietos al cuido de adultos mayores es una práctica muy común en Costa Rica.
“Dentro de la voluntad del adulto mayor, está entre lo pactado. Es la regla de convivencia que el abuelo cuide a los menores mientras sus progenitores salen a trabajar, que vaya a las reuniones en la escuela y aporte la pensión para la casa.
”Hay familias enteras que viven de la pensión de los adultos mayores”, dijo Grace Corrales, trabajadora social del Conapam.
Corrales añadió que, en otros casos, el abuelo asume el cuido de los nietos no por voluntad, sino porque los padres los abandonaron y le tocó hacerse cargo.
Conapam ha atendido denuncias de abusos patrimoniales, violencia contra el anciano más que todo cuando tienen que cuidar a adolescentes en los que se dificulta el manejo de límites.
“Hay adultos mayores cuidando nietos con problemas de drogadicción. Para ellos, es muy difícil negarse a hacerse cargo de un nieto abandonado porque tienen el concepto de que si la mamá lo abandonó es muy feo que pase otra vez.
”Hay abuelos de 65 años cuidando a niños en edad escolar. El manejo de las fuerzas no es el mismo”, manifestó Grace.
Conapam aprueba que los abuelos la pasen con las generaciones jóvenes , pero no con que se les imponga el cuido de estas, ya que, en muchos casos, puede ser un riesgo.
Según datos del Hospital Nacional de Niños, los menores en edad preescolar son los más propensos a accidentes domésticos como quemaduras.
En Costa Rica, no hay investigaciones que profundicen en el efecto que causa la cohabitación con abuelos en el desarrollo de los niños, manifestó Ana María Carmiol, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Para doña Francis Artavia, el efecto en ella de cuidar a sus nietos es el de tener compañía.
“Para mí, ellos no son un estorbo; soy feliz cuidándolos. El mayor es muy educado y dedicado al estudio. Ayuda con las labores del hogar. La niña se comporta como cualquiera de su edad. Debo vigilar su educación, lavarles la ropa, tenerles su comida lista y cuidarlos de los peligros. Eso me hace feliz”, dijo Artavia.