Recibir clases de artes, música, deportes y religión en una misma escuela es un lujo que solo tiene un 3% de las instituciones de primaria del país.
De las 3.762 escuelas, solo 113 imparten las seis asignaturas especiales en su currículo (Música, Religión, Artes Plásticas, Artes Industriales, Educación para el Hogar y Deportes).
“Estos datos revelan la brecha tan grande que hay entre las escuelas y la carencia de un currículo completo para los niños. Las limitaciones son más marcadas en las zonas rurales y costeras”, reconoció Félix Barrantes, director de Gestión de Calidad del Ministerio de Educación Pública (MEP).
La falta de espacio en los centros educativos y de plazas para docentes son varios de los factores que se combinan y marcan contrastes entre las 27 direcciones regionales.
Según el Departamento de Estadísticas del MEP, las materias complementarias con mayor cobertura son Religión y Música, con valores superiores al 50%.
Contra la fuerza con que llegan las clases de valores y moral, las lecciones de artes tienen una cobertura inferior al 20%.
Artes Plásticas y Música son casi una quimera para los estudiantes de Sulá, en Talamanca, donde solo 12 de cada 100 alumnos reciben estas asignaturas.
En el último decenio, el MEP aumentó su cobertura en artes y deportes; sin embargo, estas materias siguen ausentes en el currículo escolar del 60% de las escuelas rurales.
Para promover una mayor discusión sobre el arte y la cultura, la ministra de Educación, Sonia Marta Mora, creó el programa de Impulso al Arte y al A rtista Costarricense desde el aula.
“La meta es ponerlo en marcha a partir del 2015. Es la forma de potenciar el incomparable poder del arte y de sus productores en el aula. Con el arte, la música y el deporte se crea un vínculo entre el estudiante y el centro educativo”, dijo la ministra Mora.
Contrastes. La escasa cantidad de alumnos de las instituciones rurales que reciben lecciones de deportes y artes contrasta con la realidad de aquellos jóvenes que asisten a escuelas urbanas, donde el 80% recibe clases de Educación Física y Música en su jornada semanal.
En San José Norte y Desamparados, solo el 54,7% recibe clases de actividad física, lo que podría explicarse por limitaciones de espacio físico; por ejemplo, falta de canchas de fútbol o gimnasios.
“Esa es la forma de marcar brechas entre los estudiantes. Las llamadas ‘asignaturas especiales’ son necesarias para la formación integral de los niños y propician la permanencia en las aulas. Debemos cambiar los currículos ”, sostuvo Barrantes.
Para los docentes, la carencia de las materias complementarias en el currículo, contribuye a la desmotivación y hace más rápido el abandono de las aulas por parte de algunos estudiantes.
“Formar parte de un equipo musical o deportivo da un sentido de pertenencia al centro educativo; se convierte en un motivo para que el joven no abandone las aulas”, explicó la psicopedagoga Silvia Herrera.
Los zonas costeras e indígenas son las más rezagadas, según las estadísticas del MEP.
En el caso de la dirección Regional de Sulá, en Talamanca, profesores y directores están trabajando en una reforma que se ajuste a las necesidades educativas y culturales de esa región.
Para Ana Campos, asesora nacional de Educación Indígena del MEP, elaborar una propuesta curricular para esa zona es vital para preservar la identidad cultural de esa población.
“Necesitamos potenciar esas asignaturas en nuestra zona, facilitar las artes, la música y la formación en el respeto hacia la naturaleza. Aquí hay suficiente talento para explotar; no es posible que las diferencias se sigan marcando tan fuertemente”, dijo Norma Sánchez, docente de la Dirección Regional de Sulá.
Según la Dirección de Gestión de la Calidad del MEP, en las escuelas unidocentes es mayor la falta de cobertura de las “asignaturas especiales”.