Upala. Las maestras del kínder Teodoro Picado, en Upala, se las arreglaron para rescatar del barro unas pocas sillas para que sus alumnos no tuvieran que empezar lecciones sentados en el suelo.
Aunque estrenaron instalaciones, este comienzo de curso los dejó sin pupitres y materiales básicos para trabajar en preescolar.
Sorith Escamilla Noguera, una de las educadoras, contó que antes del paso del huracán Otto, en noviembre, compraron materiales y hasta unos toboganes de plástico con un presupuesto que consiguieron, pero casi toda la inversión quedó sepultada bajo el barro.
Son 75 los alumnos de preescolar –materno y transición– los que asisten a este centro educativo.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) tenía programado entregar la nueva escuela hasta el próximo año, pero los daños que causó la emergencia obligaron a las autoridades a correr para tener listo el nuevo edificio este 6 de febrero. La carrera, sin embargo, no fue suficiente para conseguir todos los pupitres.
Hasta julio. Según el director, Armando Jiménez, la Dirección de Infraestructura Educativa (DIE) les informó de que no había la cantidad de mesitas que requerían. Tendrán que esperar hasta julio.
La Presidencia de la República, por medio de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), coordinadora de la atención de la emergencia, informó de que harán lo posible por darles los pupitres antes de la fecha señalada.
Mientras ese compromiso se concreta, las maestras seguirán rebuscando sillas que, aunque medio podridas por tanto barro y agua, permitan a sus pequeños estudiantes un poco más de comodidad.