San José
Aceites de carro usado, pinturas, solventes, lodos y escoria de hornos industriales ... El año pasado, Costa Rica se deshizo de 28.928 toneladas de este tipo de residuos peligrosos sin dañar el ambiente.
La cifra la consigna el primer informe anual del Sistema de Gestión de Residuos Peligrosos (Sigrep), adscrito a la Contraloría Ambiental del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
El Sigrep es una herramienta en línea donde convergen entidades públicas y privadas para detallar cómo procesan sus residuos peligrosos y está disponible toda la legislación y reglas asociadas. El Sigrep es de uso obligatorio en Costa Rica desde octubre del 2015, cuando arrancó la plataforma.
Por ejemplo, durante los últimos tres meses de ese año se procesaron 7.438 toneladas de desechos.
El sistema nació como parte del decreto 37-788 de los Ministerios de Ambiente y Energía (Minae) y Salud y está ligado a la aplicación del Reglamento General para la Clasificación y Manejo de Residuos Peligrosos, donde se tipifican los desechos de actividades humanas considerados peligrosos y cómo se deben manejar hasta su disposición final.
Aceite usado
En el 2016, el residuo peligroso más procesado fue el aceite usado de los carros, con 51% del total (14.700 toneladas) seguido de pinturas, solventes, lodos, limpiadores y otros desechos de actividades de recubrimiento, pintura y limpieza con 4.600 toneladas (15%).
Vienen luego las masas contaminadas usadas como filtros y absorbentes (2.400 toneladas, 8% de total) y lodos resultantes de tratamientos de aguas residuales (1.800 toneladas, 6%). El restante 19% (5.500 toneladas) son desechos de distinta naturaleza.
Todos estos materiales provienen de 576 generadores de residuos debidamente identificados. Los desechos los trasladan 25 empresas transportistas hacia 33 compañías gestoras dedicadas a darles disposición final.
Los cantones a donde más se envían las sustancias o materiales peligrosos son Abangares, en Guanacaste, (con 64% de todos los residuos) seguido del cantón central de Cartago con 24%, en ellos se localizan dos plantas cementeras que sirven como destino final del 88% de los materiales. En Cartago está la planta de Holcim y en Abangares la de Cemex.
La industria cementera tiene un consumo energético fuerte por las altas temperaturas requeridas en su producción, por lo cual el aceite usado de carro es un combustible útil.
Dichos hornos también se alimentan de llantas usadas, lodos y biomasas, mezclas de solventes industriales (cemfuelmetanol, etanol y acetona) y plásticos.
Este co-procesamiento de residuos permite así remover metales pesados del ambiente, destruir sustancias como pesticidas y otros contaminantes; incluidos gases perjudiciales para la capa de ozono como los medios de refrigeración (CFC o HCFC), entre otros.
Desde el punto de vista ambiental, explicó Wálter Zavala, contralor ambiental del Minae, el aceite y otros materiales no llegan a contaminar el aire, los suelos, las aguas superficiales y tampoco los mantos acuíferos, porque se aprovecha la energía en un proceso productivo (cemento) y los posibles residuos de la combustión de los mismos se incorporan de forma segura y en bajas concentraciones en el producto.
"El Sigrep ha tenido un empuje importante y potencia la gestión de este clase de residuos porque cualquier ciudadano puede ingresar al sitio y corroborar cuáles empresas están. Ahora las empresas cuya actividad genera residuos peligrosos, se cuidan mucho de aparecer listadas o se exponen a denuncias de las personas", explicó.