Quienes intentaron ingresar a alguno de los tres principales sitios de póquer en línea el 15 de abril del 2011, se toparon con un mensaje de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) informando que habían secuestrado el dominio.
Esa fecha, conocida entre jugadores de póquer estadounidenses como el “viernes negro”, las autoridades del país norteamericano acusaron de lavado de dinero y fraude a 11 personas, incluyendo a los dueños de las exitosas páginas en Internet PokerStars, Full Tilt Poker y Absolute Poker.
Las pesquisas de la FBI incluyeron allanamientos de las oficinas de PokerStars y Absolute Poker en Costa Rica e incluso motivaron una investigación por parte del Ministerio Público.
Con el bloqueo de los sitios web, miles de jugadores perdieron el acceso a sus cuentas y al dinero que tenían en ellas que podía ir desde los cientos hasta los cientos de miles de dólares.
“Me parece muy mal que lo hayan hecho en esa fecha, justo después de que todos hubieran pagado impuestos. Tengo un amigo que tributó cientos de miles de dólares y luego perdió una cantidad similar cuando el Gobierno cerró los sitios”, relató el jugador profesional, Chris Aveno.
“Toda la situación obligó a miles de jugadores a dejar la universidad donde llevábamos carreras de estadística, matemática e informática, para poder ir a algún lugar donde pudiéramos seguir ganándonos la vida”, agregó.
Desde ese entonces, los sitios masivos de póquer en línea dejaron de operar dentro de EE. UU. y quienes quieren apostar, deben hacerlo desde otros países. PokerStars, por ejemplo, está basado en la Isla de Man, y Party Poker, otro sitio popular, está en Gibraltar, ambas en Europa.
Jugadores y empresarios ahora presionan al gobierno federal a legalizar y regular la actividad, idea que se torna más atractiva al considerar que las apuestas en línea podrían generarle al Gobierno más de $40.000 millones en impuestos en un periodo de diez años, según informó The New York Times .
“Después del viernes negro, los casinos empezaron a preparar su lobby para meterse al negocio cuando EE. UU. legalice el póquer en línea. Calculo que faltan alrededor de dos años, pero va a pasar, de eso estoy seguro”, añadió.