¿Cuán avanzado está el país en materia de construcciones sostenibles?
El avance es muy relativo, según con quién se compare uno: si nos medimos con Centroamérica y el Caribe, aun con el mismo contexto latinoamericano, Costa Rica lleva una gran delantera, pero si es con otras latitudes, debemos trabajar más para obtener logros.
¿Por qué ese tipo de certificación no es una política nacional?
Es un asunto de voluntariado; el desarrollador es el que toma la decisión de hacer un edificio con ciertas características, pero se está trabajando en ir pidiendo requisitos a las construcciones nuevas.
“La ventaja es que los inversionistas extranjeros exigen cada vez más ese tipo de construcciones. Digamos que el tener una certificación LEED se vuelve un plus en el mercado inmobiliario”.
¿Cuán difícil y caro es lograr un edificio sostenible?
El que asume el reto tiene que que pasar por asuntos como la revisión de planos, de las propuestas de materiales de construcción y hasta de los profesionales que estarán en la obra.
“Se debe informar de cómo se levantó el edificio y, además, de cómo operará, porque hasta los materiales de limpieza deben ser biodegradables.