04 de julio del 2012. Reportaje sobre la pobreza, el analfabetismo y problemas de discapacidad fsica o mental. Visita a dos hogares enSan Jose de Alajuela con casos relacionados con el tema. En la foto: Evelyn Mercedes (24) es la mayor en su casa y presenta un nivel de discapacidad notable. (albert marin)
–¿En qué te gustaría trabajar?
Michael Mena, sordo profundo de 19 años, recibe la pregunta que le transmite su mamá en señas.
Lo piensa unos segundos, y le responde en un LESCO empírico.–En una carnicería, vendiendo.–Pero ¿qué quiere hacer ya después de estudiar? Otro trabajo diferente.–Es que los sordos no pueden trabajar, entonces tiene que ser en una carnicería o algo así. –Y ¿manejando un taxi?–No, no, porque asaltan. En un bus sí. –Y ¿en un taller de carros?–Sí, podría ser. Inflando llantas.
María ríe, con dosis parecidas de esperanza y resignación. Dice creer en la capacidad de su hijo, pero sostiene que no hay espacios para personas como él.–Cuesta mucho que les den trabajo, ni siquiera para un oficio. Una ha preguntado. Él quería meterse a estudiar al INA, pero como no tiene el sexto grado, nos dijeron que no se podía, que había que pagar un tutor por aparte.
Michael estudió hasta el tercer grado en la escuela de El Llano, de Alajuela. Según su mamá, María Mena, ahí le advirtieron que muy pocos como él iban a poder leer.–Lo pasamos a la Centeno Guell, y ahí estuvo como por dos años, pero ya tenía 12 y lo metieron con niños de tercer grado. Eso no le gustó , entonces no quiso volver.
”Ahora no hace nada, solo está aquí en la casa. No es que no sale a buscar trabajo, es que no le dan. Él quiere estudiar, habla de tener su carro y de sus expectativas. Desde hace un par de semanas, habla de un liceo en San José.
María vuelve a ver a su hijo, quien le intenta explicar algo, sin lograr que ella le entienda. El muchacho saca su celular y le escribe un mensaje de texto. –Dice que es en un liceo que se llama José Joaquín Jiménez. Solo ha ido como una semana, pero ya le mandaron a pedir el diploma de sexto grado. No sé si se va a poder quedar ahí.
”En este mundo que vivimos, los anulan a ellos, aún en los centros educativos. Yo tuve muchos pleitos con las maestras para hacerlas entender. Una vez nos íbamos a unir las mamás, pero al final no pasó nada y se fueron haciendo grandes nuestros hijos.
”Los compañeros de la escuela que conozco están en la misma situación. No sé de uno solo que salió adelante, que esté en el colegio, la universidad o trabajando. Trabajo no hay para ellos.
”Son muy inteligentes, lo único es que no hablan. Qué difícil, porque no creen en ellos. Cómo que no se puede, ¿verdad?”, se preguntó con resignación esta afligida madre.