‘Aquí, unos 50 metros aguas abajo, está mi casa’

“Desde que empezó este proyecto yo le doy la venia porque es de bien nacional y es de beneficio para todo el país”, asegura.

Acto seguido confiesa que enfrenta un conflicto interno. Por un lado, está el chiquillo, que nació un 26 de noviembre de 1938 en Pilas. Aquel que creció jugando las mejengas en la plaza del frente que luego se casó y vio a sus hijos y nietos crecer alrededor de la misma cancha.

“Pensar que de un momento a otro tengo que salir de esta que ha sido mi casa, mi patio, mi todo. En un radio de acción de 300 metros es donde he vivido estos 72 años. Eso significa mucho”, dice con voz entrecortada.

En su interior, está el otro yo. El pensamiento de un hombre que tiene claro su deber con el futuro de su país y de las nuevas generaciones. “Si nosotros no hacemos este sacrificio, alguien tendrá que hacerlo”, asegura.

Lo que viene, nadie lo sabe con exactitud pero habrá que enfrentarlo, sostiene.

Ya con la nostalgia de lado, confiesa que algún día le gustaría ver “aquella enorme charca” y decir: “Aquí, 50 metros aguas abajo está mi casa”. Un sueño que no todos comparten en este rincón de Buenos Aires.