Orotina (Redacción). A pesar de que apenas 500 metros la separaban de la escuela, Socorro Barrantes Loría, solo pudo ir a seis meses a la escuela.
Ella no volvió porque en su casa urgían de mano de obra, para trabajar y llevar sustento.
A pesar de aquellas dificultades, doña Socorro le sacó el máximo provecho a los conocimientos.
Esta es la historia de esta vecina de Cascajal, en La Ceiba de Orotina.
“Fui sola a la escuela el primer día; en ese tiempo ningún papá acostumbraba acompañar a sus hijos, porque la mayoría no quería más bien que los hijos estudiaran, sino que les ayudaran a trabajar.
”Recuerdo que me pusieron un vestido corriente, de los que siempre usaba y fui descalza. Iba con un cuaderno y un lápiz; no había dinero para más.
”Mi maestra fue Elizabeth Barth y el primer día fue muy bonito, entretenido porque podía jugar con unos 12 compañeros más, todos pobres como yo.
”Yo quería aprender, aunque papá no estaba de acuerdo porque él quería que le ayudara en la labores en el campo: arar la tierra y cuidar el ganado.
”Solamente 6 meses pude ir a la escuela porque tuve que irme a trabajar, pero creo que lo aproveché al máximo. Sé escribir y leer.
” Quedé siempre con la inquietud de leer cualquier papel que me encontrara en la calle y escribir las palabras que iba aprendiendo.
”Soy madre de 2 hijos y ellos sí pudieron estudiar. Tengo 11 nietos y 3 bisnietos que espero verlos estudiar y convertirse en personas de bien.
Lea mañana en el sitio web de La Nación informaciones sobre el inicio del año lectivo 2012.