Actividades tan sencillas como observar un programa de televisión, leer un libro de cuentos o tomar fotografías pueden servir a los padres de familia para potenciar la inteligencia de sus hijos.
Lo óptimo es aprovechar los primeros siete años de edad, porque es el momento en que los menores tienen mayor posibilidad de aumentar su capacidad cerebral.
Este es el mensaje que dio en la Universidad de Costa Rica (UCR), el pasado jueves, el psicólogo holandés Hans Cohen de Lara y que está incluido en su libro Los fundamentos: teoría y práctica de la educación inicial de la niñez , disponible en el sitio http://issuu.com/ceccsica/docs/fundamentos.
“Es muy bueno estimular. En la casa, todas las situaciones pueden ser beneficiosas para el niño, pueden hablar, dedicar tiempo con los niños para explicar lo que hacen”, aseguró Cohen.
Ejemplos. Así, los padres pueden pedirle al menor algún comentario mientras leen un libro, contarles anécdotas al ver la televisión o responderles cualquier interrogante que tengan al observar una fotografía.
Lo ideal es que el menor tenga posibilidad de ofrecer sus propias respuestas y soluciones.
Por ejemplo, descubrir si un vestido le quedará o no a una muñeca, o averiguar el significado de una palabra según el contexto de un libro ilustrado.
De paso, que los adultos lo escuchen, alaben sus dibujos u otras obras y que no lo ridiculicen en público con regaños.
Además, Cohen insiste en que tanto las familias como los centros educativos deben generar el ambiente propicio para que los niños adquieran más competencias.
Esto no significa que aprendan a leer o escribir a muy temprana edad, sino que despierten su curiosidad, que comprendan conceptos como cerca o lejos y que no tengan un vocabulario muy limitado.
“Al mismo tiempo que usted juega con sus niños se puede experimentar (para descubrir y aprender). Juegos con interacción con adultos, como padres o maestros, contribuyen a elevar la calidad del desarrollo”, agregó Cohen.