Le voy a decir con toda honestidad: con la Feucr nunca he tenido ningún diálogo, no en el presente, sino que nunca, porque ellos tienen una metodología de trabajo muy diferente a la mía y nunca hemos podido desarrollar algún espacio de comunicación.
“Con el Sindeu a menudo tenemos que atender problemáticas comunes que interesan tanto al sindicato como a la administración superior, pero lamentablemente en este momento es un diálogo que está roto”.
Usualmente uno pide la palabra y después, si no es escuchado, toma medidas más de fuerza, pero eso de que a usted le den un golpe y después lo llaman a conversar me parece que no es lo apropiado.
Ella siempre lo es, no es extraño, nunca ha sido de otra manera, no la conozco de otra manera.
Los estudiantes (que ahí estaban) agredían verbalmente, di explicaciones del caso y ellos no escuchan. Creo que casi fue un monólogo conmigo misma, porque ellos hacen oídos sordos.
No lo creo viable, no lo veo posible y en ese sentido creo haber actuado de la mejor manera y respondiendo a los mejores intereses institucionales.
En algún momento acordamos que ellos iban a apoyar la propuesta del Conare (Consejo Nacional de Rectores) que era de un 13% y firmamos un documento conjunto.
“Luego, nosotros (los rectores) explicamos que no era posible sostener y pasamos al 11%, entonces ese pacto de alguna manera se rompió. De hecho, reuniones que existían periódicamente con los sindicatos y federaciones estudiantiles para unir fuerzas en esta lucha se rompieron.
“Difícilmente hubo una reunión de esas en que la Feucr no fuera realmente irrespetuosa, no hacia la figura de la rectora sino hacia mí como persona”.
Ellos lo han buscado siempre. Creo que siempre habrían buscado mecanismos o formas para descalificar el actuar de los rectores.
“Aunque hubiésemos conseguido un porcentaje mayor esto habría ocurrido”.