12-05-11 Recorrido por las calles daadas de la Zona de los Zantos. San Marcos de Tarraz y Santa Mara de Dota. Cartago La Angostura de Len Cortez Foto: Luis Navarro (Luis Navarro)
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) identificó ocho carreteras en las que no se recomienda transitar de noche o en condiciones de lluvia.
En estas carreteras los riesgos son similares: deslizamientos, derrumbes, inestabilidad de los suelos o inundaciones por el desbordamiento de ríos cercanos.
La Dirección de Atención de Desastres y Emergencias del MOPT precisó que dos de esas carreteras son la ruta 32 (San José - Guápiles) y la 36 entre Limón y Sixaola.
En la última, existe el riesgo de inundación por los caudalosos ríos Sixaola o Chirripó.
Se suman a la lista las ruta Interamericana Norte (en los tramos de montaña entre San Ramón de Alajuela y Puntarenas) y del puerto a Liberia. En la Interamericana Sur, se alertó sobre el cerro de la Muerte, camino a Pérez Zeledón.
También se incluyen a la zona montañosa de la ruta 3 (montes del Aguacate) y la ruta 4 (Varablanca de Heredia - Muelle de San Carlos).
Por último, aparecen la ruta 27 (la nueva vía a Caldera), cuyos 11 kilómetros más peligrosos van entre Atenas y Orotina, y la carretera 34 o Costanera Sur, en aquellos sitios donde podrían desbordarse los ríos Parrita o Quepos.
“En época lluviosa no recomendamos viajar de noche (por estas ocho rutas), no queremos asustar a nadie. Conducir de noche es una decisión que solo se debe tomar si es por condición laboral o por una necesidad médica”, indicó David Meléndez, director de Desastres y Emergencias del MOPT.
Según David Meléndez, del MOPT, otro factor que aumenta el riesgo en esas ocho rutas es el hecho de que las lluvias caen durante períodos cortos, pero con una fuerte intensidad.
Esto ocasiona que las alcantarillas colapsen y las calles se inunden. “Así no hay infraestructura que aguante”, afirmó Meléndez.
Francisco Jiménez, ministro de de Obras Públicas y Transportes, explicó que durante el día los oficiales de Tránsito hacen recorridos por las carreteras peligrosas e identifican los sitios propensos a derrumbes o inundaciones.
Con esa información deciden si cierran el paso temporalmente o aplican paso restringido.
Sin embargo, durante las noches “es imposible” detectar dónde están esos sitios de mayor riesgo, agrega Jiménez.
“No es que estamos prohibiendo la circulación de noche, pero es obvio que de noche es más difícil ver dónde puede haber un deslizamiento”, aseveró el ministro.
No obstante, los nuevos contratos de mantenimiento de la red vial nacional (que tienen un costo de ¢40.000 millones anuales) incorporaron este año la atención de bastiones, pilotes y acceso a puentes.
También se destinó dinero para limpieza de cunetas, drenajes y recolección de basura en ríos.
La idea, agregó el ministro Jiménez, es que las mismas cuadrillas que se encargan de tapar huecos o mejorar la superficie de rodaje atiendan los deslizamientos.
Solo en la temporada lluviosa del 2010, el Ministerio invirtió ¢12.000 millones en la rehabilitación de la red en asfalto y lastre.
La mayoría de esos recursos se invirtió en octubre, después de las lluvias causadas por la tormenta tropical