7/2/11. Tirrases de Curridabat. El gobierno ha dejado un poco de lado el tema de vivienda. Pablo David Quiros Moreno de 22 aos, con el perrito DUqui. Foto: Eyleen Vargas. (Eyleen Vargas Davila)
“Pase con cuidado porque el piso está muy malito”, advierte Mitzy Moreno, al mostrar la casa donde vive. Con la mano derecha, señala pedazos de madera y zinc que ella y su esposo, Eduardo Quirós, coleccionaron y pegaron “a como se pudiera”.
Esa es la vida que conocen desde hace nueve años cuando se instalaron en aquel precario de Tirrases, Curridabat.
Actualmente, existen 357 asentamientos como ese, según datos del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah). Sin embargo, las limitaciones presupuestarias este año únicamente permitirán atender a 14 precarios con bonos comunales.
En Costa Rica los precarios se traducen en más de 40.000 familias como las de Mitzy, Eduardo y sus dos hijos adolescentes, que subsisten a pesar de carecer de una vivienda digna.
En su mayoría son personas en condición de pobreza extrema, que, por factores sociales y económicos, tienen dificultades en satisfacer sus necesidades básicas.
Mitzy y Eduardo buscaron ayuda, mas su condición permanece igual; han llenado papeles y solicitado bonos sin obtener respuesta. La única atención se la ofreció “Un Techo para mi País”, con una estructura cuyo techo ya se rajó por los vientos.
Con ingresos mensuales de ¢70.000, para ellos, tener una casa propia no es más que un sueño.
La ministra de Vivienda, Irene Campos, explicó que el uso de bonos comunales permite iniciar el trabajo en las comunidades necesitadas, incluso cuando no se tienen recursos para construir casas.
“Los bonos comunales nos permiten desarrollar un espacio físico adecuado. Eso nos ayuda en el tema presupuestario porque compartimos los recursos, en el tiempo”, añadió Campos.
Según la Ministra, tras mejorar la infraestructura, la intención es seguir con el levantamiento de casas mediante bonos de vivienda.
Sin embargo, de los 10.000 subsidios disponibles este año, solo algunos llegarán a los precarios, ya que los fondos también deberán atender las necesidades de otros sectores de la población. Datos de la Fundación Promotora de Vivienda indican que unas 187.000 familias carecen de una vivienda digna.
Este año, Tirrases es una de las zonas donde el Mivah tiene previsto ingresar con bonos comunales. Para la comunidad de Mitzy y Eduardo, esa inversión podría traducirse en las primeras tuberías y caños funcionales. Sin embargo, de eso a gozar de una vivienda digna, falta mucho camino por recorrer.