En pocos días los usuarios de taxi tendrán que pagar ¢15 más por el primer kilómetro de su viaje, pues el costo de este trayecto pasará de ¢570 a ¢585.
Así lo anunció ayer la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), quien además dio un incremento de ¢10 para los kilómetros restantes.
Entretanto, la tarifa por hora de espera sube de ¢3.145 a ¢3.225.
En términos porcentuales los taxis de la flota regular (rojos) reciben un aumento del 1,92%, mientras que los que operan en el aeropuerto internacional Juan Santamaría) tendrán un alza del 1,95%.
Estos últimos pasan de ¢835 a ¢850 por kilómetro recorrido.
Las alzas entran a regir al día siguiente de su publicación al diario oficial La Gaceta .
Según la metodología automática de Aresep, el ajuste debía realizarse para compensar los desequilibrios registrados a febrero.
Bajo esas condiciones, para este servicio correspondía en realidad una rebaja de ¢5.
No obstante, la entidad decidió realizar el ajuste para compensar inflación y cambios en salarios y combustibles al 28 de marzo, para cuando ya regían aumentos importantes en combustibles.
Fue así que, en vez de abaratarse el servicio, los traslados en taxi serán más caros.
Explicaciones. Carolina Mora, vocera de la entidad reguladora, dijo que al momento de realizar los ajustes tarifarios deben usar los datos más recientes de los insumos.
Al 8 de febrero se hizo el primer corte del valor de los insumos para anunciar la consulta pública. Para entonces, según esos valores, se debía rebajar la tarifa en ¢5.
Sin embargo, luego del periodo de consulta, se aplicaron precios de combustible distintos (vigentes al 28 de marzo), los cuales dispararon el ajuste.
“Los insumos que se usan para definir la tarifa deben ser actualizados a la fecha en que se realice la consulta pública. Deben ser precios puntuales”, afirmó.
La metodología automática para taxis se utiliza, para compensar la inflación, dos veces al año: en febrero y en agosto.
La Aresep valora tres insumos para fijar dichas tarifas. Estos son salarios, tipo de cambio y combustibles. Este último, por lo general, es el que dispara los ajustes.