Horas antes de que las familias celebraran la Navidad, clientes de todas las edades visitaron, este lunes, el Mercado Central, en busca de juguetes y tamales.
Con bolsa en mano, varios llegaron desde las 6:30 a. m. a comprar las hojas, los ingredientes y las amarras que darían el sabor a tamal a la Nochebuena.
“Esto es una tradición familiar y este año nos van a ayudar los nieticos. Nuestra receta es ponerle dos cucharadas de amor”, dijo Guillermo Gutiérrez, vecino de Pavas.
A partir de las 10 a. m. los tramos del mercado empezaron a recibir más afluencia de personas, quienes caminaban con prisa por los pasillos, luchando contra el tiempo.
“Me vine bien tempranito, para evitar que me agarren las presas y para ir a la casa a cocinar los tamalitos con mis hijos”, manifestó Flor Sanabria, de Desamparados.
De último. De acuerdo con los vendedores, aunque el comercio ha dado buenos resultados, el 24 de diciembre siempre es una buena fecha para mejorar las ventas.
“Es típico que los ticos dejamos todo para último. Durante las primeras horas de la mañana, mucha gente ha venido a comprar”, explicó Alexánder Ramírez, quien lleva 25 años en el tramo La Esquinita del Mercado Central.
Los vendedores de tamales asados se levantaron ayer desde las 3:30 a. m. para preparar la masa y abrir las puertas del mercado, con precios de ¢1.100 por kilo.
“Esta es una tradición que comenzó mamá desde hace 70 años, siempre venimos, compartimos las recetas con los clientes, la gente nos pide consejos y se pasa un rato muy agradable”, expresó la vendedora Eugenia Muñoz.
Por su parte, los juguetes que llegaron al árbol de ciprés anoche también formaron parte de la lista de pendientes para muchas de las familias.
Los más buscados fueron los carros de madera, guitarras pequeñas, cocinas y muñecas, con precios que iban desde los ¢3.800 hasta los ¢15.000.