La radial Santa Ana-San Antonio de Belén es un zigzag de carriles, a veces tres, a veces cinco.
Su ampliación a cinco carriles en todo el recorrido, y su eventual interconexión con una segunda radial que llegaría a las cercanías de la zona industrial Saret y al Aeropuerto Juan Santamaría, está engavetada en el Consejo Nacional de Concesiones (CNC).
Esta obra forma parte del paquete de trabajos que contempla el proyecto de concesión San José-San Ramón, en veremos setenta meses después de adjudicado.
La empresa responsable, Autopistas del Valle (la misma que construyó Caldera), aún no consigue un préstamo por $552 millones para construir la vía de 59 km y la radial Santa Ana-Belén-aeropuerto.
Francisco Jiménez, ministro de Obras Públicas y Transportes, reconoció a principios de este mes que analizan la posibilidad de heredar el proyecto a una empresa que sí tenga los recursos.
Mientras tanto, el Departamento de Ingeniería de Tránsito del Ministerio de Obras Públicas y Transportes descartó la posibilidad de realizar obras menores para mejorar la circulación.
Uno de los cuellos de botella más severos está en los semáforos situados frente a la empresa Panasonic, en San Antonio de Belén, donde hay tres movimientos de giro.
El primero es Santa Ana-Belén y viceversa; luego Santa Ana-San Rafael de Alajuela y viceversa, y Belén-San Rafael.
El problema en ese cruce es que la radial termina en tres carriles y los autos ingresan a rutas terciarias con solo un carril.
En Santa Ana, el paso a desnivel bajo la Próspero Fernández, con un carril en cada sentido y semáforos, traba la circulación.
Además, para ir a Caldera, los usuarios deben tomar la autopista hacia San José unos dos kilómetros hasta llegar a Villa Real, donde se devuelven esa misma distancia para ir al Pacífico.