La diferencia entre los salarios de los alcaldes de San José y Limón es de apenas ¢2 millones.
Mientras Néstor Mattis, jerarca de Limón, gana ¢4,1 millones al mes, su colega de San José, Johnny Araya, percibe ¢6 millones.
No obstante, a las arcas caribeñas ingresa 13 veces menos dinero del que reciben las josefinas.
Este es tan solo un ejemplo de los desequilibrios en la paga que tienen los alcaldes, según un informe de la Contraloría General de la República.
“No soy el que pongo el salario. Soy un trabajador del sector público y estoy según el marco legal vigente”, justificó Mattis.
La distorsión se genera por las fórmulas usadas para definir los salarios, establecidas en el artículo 20 del Código Municipal.
La más utilizada es que ese servidor público reciba 10% adicional de lo que gana el funcionario mejor pagado del ayuntamiento.
Luego, tiene una inyección de 65% más por prohibición para ejercer su profesión, en caso de ser profesional, porque así lo estableció la ley de enriquecimiento ilícito.
Esto provoca que Melvin Cordero, alcalde de Talamanca, gane casi igual (¢2,7 millones) que Roberto Thompson, el de Alajuela.
La diferencia es que Thompson es responsable por el uso de ¢13.000 millones al año mientras que Cordero administra un plan de gastos de ¢1.068 millones.
“Talamanca es el segundo cantón más grande del país en territorio y las dificultades para administrarlo no la tienen ni en San José o Alajuela. Aquí tenemos que andar en bote o chapulín para ir a algunos lugares.
“Hay gente que se incomoda por el salario de los alcaldes, pero no saben lo que se debe sacrificar en este puesto, más en una municipalidad rural”, dijo Cordero.
Entre tanto, Thompson abogó por una revisión. “Me parece que hay gran distorsión”, afirmó.
“Llama la atención como en algunos casos el monto del salario resulta superior o similar al de municipalidades con presupuestos ordinarios de mayor cuantía”, consignó el informe.
Un ejemplo de trastorno es el de Moravia, reconoció el alcalde Juan Pablo Hernández, quien gana ¢3 millones al mes y administra ingresos por ¢2.861 millones al año.
“La administración anterior (Hernández asumió el 7 de febrero pasado) dio una escala salarial a cuatro directores que tienen una paga muy elevada.
”Desde mi concepto no se ajusta a la realidad presupuestaria de Moravia, que tiene un déficit de ¢500 millones, pero por ley no puedo renunciar a un porcentaje de mi sueldo”, reconoció el funcionario.
Hernández recibe cada mes la misma paga de Gerardo Oviedo, jerarca de Santa Ana, gobierno local que registra el doble de ingresos que el de Moravia.
Por otra parte, alcaldes consultados sostienen que el salario debe ser sinónimo de mayor responsabilidad en el ejercicio del cargo.
“Retribuiré el salario con credibilidad a la gente, haciendo una administración eficiente y eficaz”, señaló Adrián Barquero, alcalde de Grecia, cuyo ingreso mensual por su trabajo es de ¢3 millones.
Entre tanto, Jorge Chavarría, de Santa Cruz, opina que los sueldos deben ser buenos.
“Es razonable que un alcalde gane bien para que pueda trabajar bien; es un puesto muy duro”, enfatizó Chavarría.