La nueva ley de tránsito apenas cumple dos meses de vigencia, y en ese periodo ya se acumulan 25.300 infracciones.
Esa cifra da un promedio de 421 sanciones por día, dato que podría resultar muy bajo si se toma en cuenta que en el país hay 700 oficiales de carretera.
Más allá de los números, lo que llama la atención de los responsables de aplicar la ley es que el chofer costarricense incurre en infracciones relacionadas con requisitos básicos para conducir: no usar el cinturón, o tener la licencia vencida.
Según German Marín, director de la Policía de Tránsito, las cinco infracciones más frecuentes en orden descendente son: no tener revisión técnica al día, no portar dispositivos de seguridad (chaleco, triángulos o extintor), irrespetar las señales fijas, mal estacionamiento y no estar acreditado como conductor.
Al igual que lo que ocurre con los choferes borrachos, en este caso la Policía estima que el costarricense “se la juega” y cree que nunca lo van a pescar cometiendo una infracción.
Además de los 385 conductores detenidos por conducir ebrios y que se exponen a una pena de cárcel, el tránsito también sancionó a otros 62, que habían consumido alcohol suficiente para recibir una multa de ¢280.000 y el retiro de las placas del vehículo.