Desde 1982, cuando se inauguró el muelle bananero, puerto Moín no recibe una inversión de la magnitud que se anuncia ahora. Son $55 millones para sacar a la terminal marítima del olvido.
Con ese dinero que ofrece el Gobierno se construirá un puesto de atraque al sur del actual puerto de Moín, en Limón, y tendrá dos metros más de profundidad que las actuales instalaciones.
Se reparará el rompeolas, se reubicará la línea férrea y el camino al poblado de Moín y se construirá un patio de 6 hectáreas para contenedores, pues hoy solo hay cuatro hectáreas disponibles.
El permiso para suscribir el crédito fue aprobado el 12 de marzo por la Asamblea Legislativa.
Ahora, la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) debe buscar al financista y contratar a una empresa que haga el nuevo puesto de atraque y que también se encargue del dragado capital.
Allan Hidalgo, presidente ejecutivo de Japdeva, confirmó que ya están negociando un eventual financiamiento con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
La esperanza es que salga a concurso en junio de este año y que el proyecto se adjudique en enero del 2014. Si no hay apelaciones, entraría a construcción a mediados del 2014 y estaría listo 24 meses después, en el 2016.
Para entonces, también debe estar lista la primera fase de la concesión de una nueva plataforma para contenedores, en manos del gigante holandés APM Terminals.
La idea es que ambos puertos se repartan la carga que entra o sale del Caribe costarricense, y que ya hoy suma un millón de contenedores de 20 pies (TEUS).
Características. El nuevo puesto de atraque tendrá 300 metros de longitud y 14 metros de profundidad, lo que le permitirá recibir barcos más grandes.
Actualmente, el puesto de atraque más profundo en Moín tiene poco más de 12 metros, explicó Julio Sarmiento, director de Ingeniería de Japdeva.
La losa de concreto del puesto tendrá una resistencia de 4,5 toneladas por metro cuadrado, para soportar, en el futuro, una grúa de puente (similar a la que ya opera en Limón). Por ahora, esa grúa no está en el proyecto, pues implica $8 millones adicionales.
Además, se reforzará el rompeolas, y la dársena (espacio entre el rompeolas y el puerto) tendrá un ancho de 200 metros, para facilitar la navegación de los buques.
El dragado implicará remover casi dos millones de metros cúbicos de material, además de que el trabajo no solo implica recoger arena y sedimentos, sino romper parte de la piedra del lecho marino.
Aunque Moín se construyó con una profundidad de 14 metros, con el terremoto del 22 de abril del 1991 el lecho marino se levantó un metro. Ahora se romperá hasta alcanzar los 14 metros, dijo Sarmiento.
La constructora que se adjudique el muelle y los patios de contenedores, tendrá que subcontratar a una empresa especializada en dragados. Por lo general, son de origen holandés o belga.
Ronaldo Blear, secretario general del sindicato de los muelles de Limón y Moín (Sintrajap), dijo que era digna de aplauso la actitud del gobierno de Laura Chinchilla, al reconocer que son urgentes las mejoras en el puerto.