No es casualidad que la celebración de la Pascua coincida con la primavera en el hemisferio norte. Los destellos de vida nueva en la naturaleza son, para la Iglesia, un símbolo de la posibilidad que tienen los cristianos de renacer.
Así lo explicó, ayer, el sacerdote Manuel Rojas, director de la Comisión Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal.
“El calendario litúrgico que ubica la Pascua en estos días fue concebido en lugares donde coincide con la primavera”, aseguró Rojas.
“El renacer de la naturaleza, en el fondo, es lo que la Iglesia quiere que celebremos en estos días; que nuestra vida renace y que tenemos la posibilidad de comenzar algo nuevo”, agregó.
Este año la Cuaresma arrancó el 22 de febrero, con la celebración del Miércoles de Ceniza, y se extenderá hasta el Jueves Santo (5 de abril).
Según Rojas, estos días les permiten a los creyentes reflexionar sobre sus vidas.
“La Cuaresma es un camino para descubrir lo que Dios puede hacer con nuestra humanidad. Los cristianos tenemos que ser capaces de volver la mirada sobres nosotros mismos y descubrirnos como un campo fecundo donde Dios puede hacer grandes cosas”, manifestó.
Por otro lado, Rojas explicó que esta época es una oportunidad para que los cristianos se reconcilien con Dios y con ellos mismos.
En la visión de la Iglesia, las jornadas de confesión durante la Semana Santa buscan propiciar esa reconciliación y por ello, el sacramento siempre concluye con la frase: “Tus pecados están perdonados, vete en paz”.
“El humano muchas veces necesita una palabra desde afuera que le diga que puede seguir adelante y esta es la riqueza del sacramento. Recibo de Dios la certeza de que he sido perdonado y puedo escribir una nueva página de la historia”, dijo el cura.
Durante la Cuaresma, la Iglesia promueve prácticas como el ayuno y la abstinencia, la oración y el sacrificio.
El ayuno, que se aplica el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, consiste en hacer una sola comida fuerte al día, y se recomienda para personas de 18 a 59 años.
Mientras tanto, la abstinencia no permite comer carne y se obliga a partir de los 14 años.