Con un comunicado general enviado este martes a sus empleados, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) comenzó oficialmente el plan de movilidad laboral voluntaria.
A cambio de acogerse al proceso, la institución ofrece pagar cuatro salarios adicionales.
Estos serán “calculados como el promedio de los salarios percibidos por el trabajador en los últimos 12 meses”, según precisó el documento distribuido por correo interno.
Además, recibirán los fondos del auxilio de cesantía. Este derecho tiene un tope de 24 años para los empleados del ICE.
No obstante, a partir de los ocho años de laborar, se les suma un mes de salario por cada dos años trabajados, según el artículo 37-1 del Estatuto de Personal.
A la movilidad solo pueden sumarse trabajadores que estén en planilla y que tengan al menos cinco años de antiguedad.
Los interesados que cumplan los requisitos tienen hasta el 21 de setiembre para llenar los formularios. Los casos los analizará un “comité técnico de alto nivel”.
Dirigentes de las organizaciones sindicales del ICE recomendaron a sus agremiados tener calma y realizar una serie de cálculos antes de decidir la salida.
Incluso, tomaron disposiciones para que los comités laborales asesoren a los trabajadores.
También se aplicaron recortes en viajes al exterior, en nombramientos de personal suplente y en creación de nuevas plazas.
Así, el ICE espera aliviar su situación financiera, pues el año pasado cerró con pérdidas por ¢22.000 millones, situación por la cual el Ministerio de Hacienda recomendó un plan de contingencia.
Por el momento, las autoridades del Instituto no tienen una estimación del número de trabajadores que podrían movilizarse o de cuánto pretenden ahorrar con el adelgazamiento de su planilla.
“Dependerá de la cantidad de personas interesadas y de los casos que sean aprobados por la administración superior”, se limitó a contestar Elbert Durán, director de Comunicación del Instituto.
Agregó que tampoco se tienen cálculos de los costos.
“Se modelaron escenarios para medir el eventual impacto financiero. Sin embargo, la estimación real se conocerá una vez que se tenga el número de personas que se inscriban”, añadió.
La última vez que el ICE aplicó un proceso de movilidad voluntaria fue en la administración de José María Figueres Olsen (1994-1998).
Para Jorge Arguedas, de la Asociación Nacional de Técnicos y Trabajadores de la Energía y las Comunicaciones (Anttec), la movilidad podría provocar la salida de técnicos de “centros neurálgicos”.
Tanto Arguedas como Fabio Chaves, del Frente Interno de Trabajadores del ICE (FIT), mostraron preocupación por el futuro de 3.000 trabajadores no permanentes.
“Existe una situación que estamos opuestos, que tiene que ver con los de planillas ocasionales que en la práctica pareciera que van a ser liquidados, aunque no se ha dicho oficialmente”, declaró Chaves.