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En el país operan 32 generadores privados que contribuyen con la producción de 1,5 millones de megavatios hora al año (MW/h). La Aresep autorizó nuevas tarifas para estos proyectos. | ARCHIVO
Las tarifas de compra de energía a generadores privados oscilarán entre $0,09 y $0,14 por kilovatio hora.
Así lo establecen los cálculos preliminares de la nueva metodología de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep).
El nuevo modelo se rige por un sistema de bandas con precios mínimos y máximos por kilovatio.
La tarifa mínima es $0,03 superior a la tarifa anterior, de $0,06.
El precio promedio del kilovatio de energía hídrica producida por el ICE es de $0,10. Sin embargo, en plantas como Pirrís, que sufrió múltiples atrasos e impactos climáticos, se eleva a $0,19.
Esto le permitirá al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) escoger la oferta energética de cogeneradores privados ubicada en ese rango de precios.
La metodología se aplica a proyectos de generación hidroeléctrica en plantas no mayores a los 20 megavatios (MW) de potencia.
El nuevo sistema fue aprobado la semana anterior por la junta directiva del ente regulador, luego de casi una década de que esa entidad no actualizaba dicho modelo.
La ausencia de tarifas actualizadas y más atractivas para el sector privado ha mantenido prácticamente detenida la entrada en operación de nuevas plantas hidroeléctricas.
La Aresep tuvo el tema congelado varios años a raíz de demandas presentadas por la Fiscalía y el ICE contra tres exreguladores por supuestos daños causados por la fijación de tarifas a los cogeneradores. Ambas demandas fueron desestimadas en los tribunales.
Mario Alvarado, gerente de la Asociación de Cogeneradores Privados (Acope), no se refirió al tema porque aún no ha sido notificado.
De acuerdo con el estudio, instalar una planta de ese tamaño cuesta entre $60 y $70 millones.
“Según nuestras estimaciones, el 70% de los proyectos que se podrían desarrollar en el país entrarían en el rango establecido”, dijo.
A lo interno de la Aresep surgieron diferencias sobre cuál debería ser el modelo apropiado pues un grupo de técnicos recomendaba más bien una tarifa tope.
Herrera dijo que al final se optó por una banda, debido a la variabilidad de costos de las represas.
