detalle: Alexander Fernndez, nio de Delta Costa Rica, espera llegada de maestro. foto del mal estado del comedor de la escuela de Fatima de Sarapiqui. Fachada escuela Delta Costa Rica. foto nios escuela Fatima de Sarapiqui. cara de Floras Montenegro, directora escuela de Fatima Foto en que eud material didctico cuando la escuela de Ftima fue inundada por el San Juan en Enero. La refrigeradora de la escuela de Ftima la colocaron sobre sillas para evitar las inundaciones. cara de Sndra Snchez, vecina de Delta Costa Rica
Estudiantes de tres escuelas fronterizas aún tienen en blanco la primera página del cuaderno por falta de clases, pese a que el curso lectivo debió empezar el pasado jueves.
La carencia de maestros, los daños provocados por el desbordamiento del río San Juan y hasta el conflicto limítrofe con Nicaragua impiden iniciar las lecciones en sectores de los cantones de Sarapiquí (Heredia) y Pococí (Limón).
Uno de los casos es la Escuela Jobo, centro educativo de Isla Calero (fluvial), territorio del cantón de Pococí que Nicaragua reclama.
Mario Mora, viceministro de Planificación del Ministerio de Educación Pública (MEP), aseguró que el docente no puede llegar a esa institución porque debe navegar por el río San Juan.
Ante ello, el Ejército de Nicaragua exigió al educador tener una carta de autorización extendida por Managua, pese a que cinco de los ocho alumnos son nicaragüenses y que los costarricenses tienen derecho de navegación.
No fue posible obtener el criterio de Harold Rivas, embajador de Nicaragua aquí, pues no devolvió el mensaje dejado ayer con una de sus asistentes.
Entre tanto, Silvia Víquez, viceministra Administrativa del MEP, dijo que este caso será analizado hoy y una posible salida es reubicar el centro educativo para que no haya necesidad de pasar por el río.
Olga Retana, vecina del lugar, contó que el año pasado construyeron un local sencillo para que funcione como centro educativo.
“El Gobierno debe valorar el esfuerzo que hicieron los papás para levantar la estructura, lo que evidencia el deseo de que los niños aprendan”, afirmó Retana.
Si la escuela no abre, los pequeños deben recorrer unos tres kilómetros entre caminos de lastre y barro para llegar al centro educativo más cercano, en San Antonio.
No obstante, no todas las familias están dispuestas a enviar a sus hijos a ese lugar, como el caso de Alexánder Fernández, de 12 años, quien aseguró ayer que no sabe leer ni escribir por la falta de funcionamiento de la escuela.
Al respecto, Silvia Víquez dijo que en la reunión de hoy discutirán la opción de abrir esta escuela, siempre que los vecinos hayan cumplido con todos los trámites.
El tercer centro educativo fronterizo con dificultades es el de Fátima, también en Sarapiquí, donde estudian 30 niños.
La directora Flora Montenegro dijo que, al llegar, encontraron las instalaciones inundadas por una crecida del San Juan y, por eso, dedican los primeros días a limpiar.
Además, el comedor y un aula nueva quedaron muy dañados, y también se estropeó todo el material didáctico. “Pediré a la Dirección de Infraestructura que vayan a ver en qué podemos ayudar”, comentó Víquez.