La falta de oportunidades de empleo y la pobreza atrapan a nacionales y extranjeros en las redes de trata de personas.
Con falsas promesas, este negocio ilegal pinta a sus víctimas una burbuja de dinero, que estalla y se convierte en pesadilla laboral sin horario, salario ni libertad.
Esta realidad es la imagen que ofrece el informe sobre trata con fines de explotación laboral en Costa Rica, que presentó ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“La idea con este estudio es documentar una realidad que a la fecha ha estado invisibilizada”, dijo Luis Carlos Esquivel, jefe de la oficina de la OIM en Costa Rica.
Mediante engaños y amenazas, indígenas, nicaraguenses y orientales se convierten en el blanco de esta actividad ilícita, que define sus tierras de cultivo en sectores como la agricultura y la construcción.
Hombres pobres y con baja escolaridad caen en la trampa de violencia física y psicológica, con trabajo forzado que realizan sin voluntad .
“A las víctimas se les coarta todo tipo de relación social y su autodeterminación; la trata es mucho más que solo explotación laboral”, dijo el investigador Alberto Rojas.
Los informes elaborados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, durante el periodo 2006-2010, señalan a Costa Ria como un país de origen, tránsito y destino de personas víctimas de trata con fines de explotación sexual, comercial y laboral.
Un 94% de los casos de trata en Costa Rica, en el año 2010, estaban relacionados con explotación laboral, indica el informe.
“La trata está compitiendo con el narcotráfico y el mercado ilegal de armas; es un tema que es creciente en nuestro país”, manifestó Kathia Rodríguez, directora de Migración y Extranjería.