Los fallidos arreglos al puente sobre el río Virilla, en la autopista General Cañas, son la peor carta de presentación del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
La ineficacia del Consejo para reparar una losa deteriorada, y los errores que se han sucedido en los últimos cuatro años permitieron que el puente adquiriese vida propia, ahora todo el mundo lo llama despectivamente ‘la platina’.
Desde el 2009, el Conavi intentó reparar una junta de expansión dañada con una platina metálica que se desprendió una y otra vez.
En diciembre del 2010, la solución definitiva incluía sustituir la vieja losa resquebrajada por un sistema de rejillas con concreto, pero el arreglo que se estrenó en febrero del 2011 y que costó $4 millones, empezó a desprenderse con menos de 10 días de uso.
La nueva respuesta al ‘puente de la platina’ incluye cambiar las rejillas por una nueva losa y el reforzamiento del puente por $7 millones, pero aún no hay contrato.
Pero esa no es la única crisis reciente del Conavi. El junio pasado una alcantarilla sin mantenimiento rompió la misma autopista General Cañas y obligó al Consejo a invertir $3 millones en una solución.
Por último, la investigación judicial por el aparente mal manejo de fondos para la construcción de la trocha fronteriza, enfrentó al Consejo a varios allanamientos y a la separación de varios de sus funcionarios.
La semana antepasada, un nuevo contingente de fiscales tomó el edificio del Conavi, esta vez por el manejo de fondos de contratos de conservación vial.