El número de muchachas embarazadas que se mantiene en las aulas de escuelas o colegios, a pesar de su condición, creció un 68% en los últimos seis años.
Mientras que en el curso lectivo del 2004 solo estaban matriculadas 856 colegialas en período de gestación, el año pasado lo hicieron 1.434, según datos del Departamento de Estadística del Ministerio de Educación Pública (MEP).
En el 2004 estudiaban 2,2 embarazadas por cada 1.000 alumnas de la educación formal. Esa cifra alcanzó el 3,6 por cada 1.000.
Esto no significa que haya aumentado de manera significativa el número de embarazos entre jóvenes con edad escolar (10 a 17 años), pues en el 2004 fueron 6.491 y el año pasado 6.604, según información del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La diferencia radica en que el Ministerio y otras entidades aplicaron medidas para mantenerlas en el sistema de enseñanza formal.
Rocío Solís, jefa de la Oficina de la Niñez y la Adolescencia del MEP, opinó que este aumento se origina en las ayudas que reciben las muchachas embarazadas.
Por ejemplo, hay becas de ¢50.000 mensuales para que paguen el cuido del bebé o se ayuden a la manutención.
Estas ayudas económicas comenzaron a entregarse a partir del 2008, y hasta el momento se han adjudicado 1.160 ayudas, informó la oficina de prensa del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Entre tanto, el MEP aplica adecuaciones curriculares para que las jóvenes embarazadas puedan ausentarse del colegio o la escuela cuando están cerca de dar a luz.
En estos casos, los exámenes se reprograman y los padres van a la institución a traer la materia fotocopiada. Incluso, si la muchacha tiene alguna duda la envía por escrito, y el profesor le responde.
“Para nosotros es un logro el hecho de que nuestras estudiantes no se vayan del sistema por estar embarazadas o al dar a luz. Esto no es por casualidad, es por toda la ayuda que se les brinda”, afirmó Solís.
“Se les da una amplia gama de opciones para que escojan la que más se adecúe a su situación de madre”, afirmó Corrales.
Entre estas posibilidades está la educación a distancia, que incluso les permite estudiar en sus casas.
Por otra parte, Rocío Solís explicó que las alumnas no pueden llevar a sus hijos a clases, porque se violentaría el derecho de los demás estudiantes.
“Sería una distracción muy grande pues todos los demás compañeros querrán alzarlo; además, no es un ambiente adecuado para un bebé pues ahí tendría que pasar muchas horas”, indicó Solís.
Del total de estudiantes en período de gestación del 2009, 81 cursaban la primaria y el resto (1.353, es decir, el 95%) la secundaria.
El colegio diurno con más alumnas embarazadas fue el Luis Dobles Segreda, de San José, con 42, seguido por Rincón Grande de Pavas (21) y el Colegio Técnico Profesional de Limón (18 alumnas).
En cuanto a centros educativos nocturnos, el de Siquirres tuvo a 44 muchachas encinta sel año pasado, según Estadística del MEP.