No es el uso de computadoras nuevas con Internet de banda ancha lo que más preocupa a los colegiales en zonas de alto riesgo, sino algo mucho más básico: el acceso a baños con luz, puerta, agua y jabón.
Así lo reveló una encuesta de Unimer, cuyos resultados se incluyeron en la tercera edición del Estado de la Educación que se dio a conocer ayer.
La investigación les pidió a estudiantes de nueve colegios de alto riesgo de la Gran Área Metropolitana (los nombres de las instituciones no se dieron a conocer) que priorizaran los principales atributos con los cuales miden la calidad de su educación.
De los 61 aspectos que se consideraron, el punto que los alumnos señalaron con más frecuencia fue el estado de los servicios sanitarios, seguido por la forma en la que los docentes dan la materia y el uso de los baños.
El informe explica que los estudiantes relacionan la calidad de su formación directamente con problemas concretos a los que se enfrentan todos los días.
“Este trabajo identifica un aspecto que, por básico, incide en la autoestima y dignidad de los alumnos y, por tanto, en sus procesos de aprendizaje”, explica el documento.
El jerarca del Ministerio de Educación Pública (MEP), Leonardo Garnier, reconoció que el problema de servicios sanitarios en mal estado afecta a numerosos colegios repartidos por todo el país.
“Es cierto que hay muchos centros educativos en los que los baños no están bien, e incluso, están mal: rotos, sin puertas, sucios y que realmente dan asco”, aceptó Garnier.
También recalcó que, a raíz de los resultados del Proyecto del Estado de la Educación, el MEP procedió a contratar una consultoría para valorar el estado de los servicios sanitarios. De esa forma, impulsarán las mejoras necesarias.
“Las acciones incluirán desde la reconstrucción, arreglo, reparación y mantenimiento de los baños, hasta una campaña para su uso adecuado, entendiendo la importancia que tienen los servicios sanitarios en términos de nuestra propia intimidad y dignidad”, expresó el Ministro.
Infraestructura deficiente. Sin embargo, la condición de los baños es apenas una muestra de la crítica situación infraestructural que enfrentan las instituciones educativas públicas.
En el caso de la educación primaria, es urgente contar con laboratorios de ciencias, bibliotecas, computadoras para los estudiantes y gimnasios.
Para los colegiales, las principales carencias son laboratorios de ciencias, gimnasios, aulas de asignaturas especiales y bibliotecas.
A esto se suma el creciente déficit de aulas en colegios secundarios, que pasó de 287 en 1996 a 2.138 en el 2009.
“Se trata de un problema que cada año se vuelve más crítico, sobre todo en zonas que de manera recurrente son afectadas por eventos naturales como inundaciones, por ejemplo Parrita y Quepos”, advierte el informe.
“Los problemas de infraestructura no solo afectan las condiciones para el aprendizaje y el desempeño académico de los alumnos y docentes, sino que además generan un ambiente hostil que influye en la percepción que tienen los alumnos del espacio físico y perjudica las relaciones interpersonales”, agrega.
Según las estimaciones de la Dirección de Infraestructura y Equipamiento Educativo del MEP, para el 2010 dicho déficit rondó los $1.000 millones, lo cual representa a cerca de un 3% del producto interno bruto.
El Ministerio aumentó la inversión en infraestructura de ¢6.877 millones en el 2006 a ¢26.830 millones en el 2010.
No obstante, el Estado de la Educación aclara que harán falta unos 20 años para atender las necesidades que persisten. Colaboró: Jairo Villegas.